texto Marina Artusa (martusa@clarin.com)
fotos Ariel Grinberg para Clarin
Después de una hora y cuarto sobre la ruta 205, a la altura del kilómetro 87, la FM que el remisero amordazó en cuanto Fito se abrochó el cinturón de seguridad balbucea un Personas que me quiero llevar/Aromas que no voy a olvidar... Páez no registra que es su voz con certero gesto espástico entonando Brillante sobre el mic (del disco El amor después del amor , de 1992) a pedido de una oyente de Villa Ballester. Habrá que hacérselo notar y sugerirle al tímido remisero que suba el volumen. "Uh, tenía la música y no me salía la letra –se superpone a sí mismo mientras mira por la ventanilla la monotonía que va enhebrando los postes de luz–. Hasta que una noche seguí de largo, me fui a lo de mi tía Charito, en Rosario, y la escribí de un tirón."
¿Te preocupa que un tema tuyo suene como música de fondo y que nadie le preste atención?
Me preocupa más que al camión que va acá adelante nuestro no se le suelte lo que lleva atado en el techo.
No me digas que no duele un poquito.
Eso no se puede evitar. El tema es que vos estés disfrutando de eso. El mundo no tiene por qué devolverte nada porque nadie te prometió nada. Sería pedir. Lo importante es lo que te pasa a vos en el momento en el que estás haciendo música. Si ahí sucede algo emocional, algo espirituoso, algo real, hay una alegría. Pero cuando uno graba discos es porque quiere ser escuchado, ¿no? Cuando estás haciendo música, no pensás en un disco ni en si lo vas a grabar o no. Si lo grabás es para que te oigan. Yo me completo con el oído del otro pero no necesito del disco. Cuando termino una canción, tengo siempre a alguien al lado que opina. En unos casos es una devolución crítica y en otros, se disfruta y nada más.
¿Quién es tu público hoy?
No tengo la más remota idea porque hace mucho que no toco. Voy a tocar en septiembre y ahí veré. A pesar de que se acostó a las cinco de la madrugada –"estaba listo para irme a la cama a la una pero me quedé componiendo un tema para Margarita" (la niña de tres añitos que tuvo con la actriz Romina Ricci y que lleva el nombre de la mamá de Fito, una concertista de piano que lo dejó huérfano con apenas ocho meses)–, el mediodía que se filtra en su piso de soltero le cae bien.
Tiene una compu sobre el piano del living y lo que toca –el tema de Magui – se escucha desde el ascensor. El orden sobre la mesa ratona diseñada con una puerta de madera añeja y los floreros de vidrio sobre el piso revelan que los chicos – Magui y Martín, el niño que adoptó con Cecilia Roth y que ya cumplió ocho años– no han venido. Lo que ahora se hace parte del aire estará en el nuevo disco, al que le está dando las últimas puntadas y que aún no bautizó. "Es piano y voz. No sé qué decirte del álbum. Cada vez me cuesta más hablar de las cosas que hago, ¿sabés? -dice de su disco número veintipico-. Me estoy dando cuenta de que todo lo que sé de la música está puesto ahí. Y por momentos tengo la sensación de que todo lo que quería decir ya lo dije." Lo autobiográfico siempre está.
El yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos son escuetos a la hora de una canción. A mí no me resuelven nada. Tampoco una canción tiene que resolver cosas. Estás ahí, estás jugando. Vive mucha gente adentro de uno. Otra de las cosas maravillosas que tiene la expresión es que podés escribir o actuar o hacer cosas que no harías pero que en la canción sí podés o te animás o te surge.
¿Por qué en tus pelis ('Vidas privadas' y '¿De quién es el portaligas?'), las protagonistas son las que en ese momento eran tus mujeres (Cecilia Roth y Romina Ricci)?
Me expreso con lo que tengo a mano. Creo que he tenido suerte en ese aspecto. Fabi (Cantilo, fue su novia durante seis años) canta en mis discos, Cecilia (Roth) actúa en Vidas privadas y Romina (su última ex) en el portaligas. Como también lo he hecho con amigos. Pero como yo no soy un profesional de esto...
¿Del cine?
No, esto significa que no soy un artista que hace cosas para . Vivo y trato de contarlo. Así como alguien se dedica a hacer el pan, uno se dedica a hacer las canciones del barrio o a hacer películas. Yo lo hago con las cosas que tengo a mano. Creo que la vida es un laboratorio. Estamos de acuerdo en algunas cosas y en otras no y a lo mejor no lo dejamos en claro aquí sino en una escena que nos sirvió para poder resolver ese conflicto.
Te llevás tan bien con las palabras que cuesta creer que no puedas resolver algo de tu vida de un modo tan llano como es el discurso.
¿Qué es lo que no resolví de mi vida? Estoy fantástico. Estoy en un momento de gran plenitud. Estoy criando dos hijos, terminé una película, estoy haciendo un disco, salgo a tocar otra vez. No creo que para estar bien con el mundo tengas que vivir en pareja. Me parece que uno tiene que ser tan creativo en lo que hace como en los vínculos que establece. Y el amor no significa estar viviendo bajo el mismo techo.
¿Estás enamorado? No. Lo estoy de otras cosas.
No tenés una novia.
No. Estoy apasionado con mis hijos. Tengo mucho más tiempo libre ahora y puedo escribir, puedo tocar a cualquier hora. Volví a hacer cosas que durante un tiempo las tuve que acomodar. No me arrepiento del tiempo que viví en pareja. Pero ahora estoy en un momento de gran libertad. Y descubrí que el amor tiene infinitas lecturas. A los 44. A los 20 no te hubiera dicho esto. Hablemos de las lecturas del amor. El amor a las palabras, el amor a la música...
¿No existían si amabas a alguien?
Sí, por supuesto. Pero no sabía que era tan grande.
¿Cuando uno se enamora se anula?
No quisiera quedar como un asesor sentimental de baja estofa. El amor se entrega. No hace falta recibirlo. Estoy más cerca de San Agustín que de los asesores sentimentales. Encuentro que en los reclamos, el amor desaparece.
¿Quién te enseñó el amor?
Solo aprendí a amar sin pedir.
Pero está bueno poder decir lo que uno necesita.
Gánese la vida. La verdad es que no le quiero romper las bolas a nadie.
En algún momento debiste haber pedido ayuda.
Seguro. Si no, no aprendés nada. No me gusta pedir. Es mi naturaleza. Ser proveedor te da más seguridad. No lo pienso en esos términos. No siento que soy proveedor de nada. Yo estoy en todo lo que puedo para lo que me necesiten. La peli ( ¿De quién es el portaligas? ) va de eso. Lo que hace el tiempo y el amor con la gente que realmente se ama.
¿Filmar se te hace cuesta arriba?
Es muy difícil hacer cine acá. Se me hace como a todo el mundo. Después, las expectativas se te escapan de las manos. A mí me tocó ser quien soy y me la tengo que bancar, con los pro y los contra. Vidas privadas , una historia oscura y dramática que sangra la dictadura y el incesto, fue apaleada por la crítica en 2002. Llevó ocho años filmarla y lo asomó al abismo de la bancarrota. Costó un millón doscientos mil dólares y él,que no tenía cuenta bancaria ni tarjeta de crédito, llegó a ver a su productora Circo Beat hipotecada. Fue un descalabro", dice hoy.
¿Te facturan que te corras del lugar en el que te pusieron?
Si yo hubiera hecho el mundo, a lo mejor lo hubiera hecho diferente. Pero el mundo es así. Te factura. En general al mundo no le gusta mucho que las cosas se corran de lugar. Pero son las reglas de juego. Siempre cuando entro a un barrio nuevo, entro con sigilo, ¿sabés?
Y en la última peli, ¿cómo fue?
Incómodo, aunque menos que en la anterior porque para la comedia el dinero es más sencillo de conseguir. No era tan costosa. Habrá llegado al medio millón de dólares.
NACIONAL Y POPULAR
¿Por qué Filmus usó 'El diablo de tu corazón' para la campaña?
No podés impedirlo. Macri puso Mariposa Tecknicolor cuando ganó. Se hicieron doscientos millones de cosas con mis temas.
¿Y por qué tocaste en la Rosada?
Porque es mi casa. Es la casa de todos. Que te inviten a tocar ahí es extraordinario. Podés tocar para todo el país, además.
¿Quién va a esos conciertos?
Había de todo. En general van trabajadores de la casa. Del Gobierno estaban Filmus y el vocero presidencial. Pero no me molesta eso.
¿Ni cómo se lee tu presencia ahí?
Debería ser normal. Son gestos republicanos. Vas a tocar en la casa del presidente porque es un presidente electo. Sería muy necio no ir. Es la casa de la Nación.
Tocaste también en la Plaza de la Revolución de La Habana (fue el primer músico extranjero en hacerlo).
En el '92, '93. En la medida en que hagas tu música, podés tocar en cualquier lado.
El tema es cuando vas a esa casa y cambiás lo que hacés.
En el caso de (Fidel) Castro, en esa época yo era mucho más niño, más ingenuo, y estaba empezando a conocer la interna de la isla.
¿Volverías a tocar ahí?
No. Hace tiempo que no vuelvo por motivos humanitarios. A mí no me gusta cuando vienen de afuera a opinar sobre el barrio pero el régimen de Castro me parece monstruoso.
VAMOS LAS BANDAS
¿Dónde reconocés tu influencia en las bandas de hoy?
No me he dedicado a ver eso. Lo que siento, y lo digo sin falsa humildad, es que soy un acompañante de la obra de Nebbia, Charly, Spinetta. No te creo que no te sientas protagonista del rock nacional. En serio. Lo que veo es que ahí hay una piedra fundamental. Estos tres monumentos que son las obras de Nebbia, Spinetta y García a mí me dispararon sensiblemente. Yo no puedo pensar cuál es mi lugar. Sí me puedo referenciar. Dónde después me ubica el mundo, es ya un problema del mundo.
Ninguno vendió 700 mil discos como vos (con 'El amor después del amor', el más vendido del rock criollo).
No importa. Pero yo no podría haber compuesto esas músicas que vendieron esa cantidad de discos si no hubieran estado las obras de esos tres tipos cuyas influencias están adentro de ese álbum.
Pero es falsa modestia decir que sólo acompañás a la historia del rock.
No es falsa modestia. Quiero mucho lo que hago. Está hecho con garra. El viaje se me hizo muy hermoso con esos tres autores que me revelaron que podía haber un músico en mí. Tenía 14 años el tipo que nació en el '63 mientras el aire estaba raro y Jobim lo dormía en la noche cuando Charly tocó en Rosario. Fue. "Al mes tocaba Spinetta y después de verlos me dije: 'Yo quiero hacer esto y no se discute más'", cuenta. Habría que esperar a los '80 para que Baglietto lo hiciera porteño como tecladista de su banda y que Charly lo convocara en el '84 ante su llanto incrédulo.
Las bandas jóvenes, ¿no te llaman para tocar o les decís que no?
Esas cosas surgen o no. He tenido invitaciones de Los Tipitos para ir al Luna Park y no he podido ir. He ido a tocar con los Catupecu, me he enrollado con los Babasónicos en un concierto en Miami. Tengo, en general, un buen vínculo con los colegas más jóvenes.
¿Se te pasó el cuarto de hora?
Por supuesto. Después de los 30, se te pasó. Luego, los que vienen son otros cuartos de hora. No estás en el cuarto de hora de la juventud y el éxito. Estás en otra vida.
¿Tenés miedo de volverte anticuado?
Yo soy un artista de varieté. Voy a una fiesta y te animo la fiesta. Te ganás el pan y divertís a la gente.
¿No te pegan las críticas?
Sí, por supuesto que te pegan. No pensaba así cuando tenía 20 años, tampoco cuando tenía 30. Pero parecen los hijos y te cambian el foco de los intereses. Hay cosas a las cuales ya no les das tanta importancia.
Se dijo que te habías aburguesado.
Pero fijate que nadie sabe qué pasó en mi vida verdaderamente. Nadie sabe lo que hay en mi corazón.
¿Y qué hay?
Un poco de caos.
¿Dónde está el caos ahora?
Adentro. Y no hace falta que lo veas. Todo lo importante no se ve. El tipo que expresa algo vive en un torbellino. No entiendo la gente que dice que con los años se pone más tranquila. Para mí cada vez es todo más delirante.
¿Compusiste ebrio o bajo efectos de sustancias 'non sanctas'?
Sí.
¿Y cuál te dio mejor resultado?
En mi caso, la sobriedad. En general, todo lo que escribí muy pasado no me interesa. De ahí salen ideas que tal vez después las tomás pero en general me conecto mejor con las cosas que siento sobrio. En lo otro veo que me confundo mucho, me boleo mucho. O me boleaba.
¿Qué abandonaste?
En general trato no de abandonar las cosas. De última, que me abandonen a mí. Pero la sobriedad es lo que mejor me sienta. Y la resaca. Ah, es extraordinaria. Hay ahí algo inagotable. Yo creo que me emborracho para que venga la resaca. Somos dueños de nuestro propio cuerpo y de nuestra psiquis y lo quisiera bajar línea para ningún lado. Ningún estimulante te hace mejor artista de lo que sos. He perdido algún tiempo intentando otras cosas pero rápidamente pude saber dónde estaba lo que me hacía feliz.
Listos para desandar el camino, Fito vuelve a su puesto de copiloto. Ya es de noche y la luz azul del celular se le refleja en las gafas que mitigan su cóctel de miopía y astigmatismo. La ronda de llamados arranca por la Roth y sigue con Ricci para saber cómo están los chicos. Luego cita a un músico amigo a que esta noche vaya a su casa a escuchar cómo está quedando el disco nuevo. Y del bolso negro del que salieron los Marlboro light saca un compact blanco, de esos que parecen vírgenes. "
¿Quieren escuchar algo?" El remisero amaga con mostrarle cómo funciona el estéreo del auto. Fito esliza el disco y una pieza instrumental, melancólica y sutil, nos dejará en silencio para el resto del viaje. En la oscuridad de la ruta 205, los dedos de Fito Páez aletean en el aire
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