miércoles, junio 11, 2008

Gitanos

Los gitanos y la materia de los sueños
En la Italia de Berlusconi se ha desatado la persecución de los calés. Allí y en todas partes su principal 'pecado' es su carácter irreductible. Habría que defenderlos: he aquí una causa al alcance de todos
EDUARDO MENDOZA 11/06/2008
El Gobierno italiano que preside Berlusconi, pero que ha sido elegido por una apreciable mayoría de los italianos, ha tomado medidas coercitivas y algo bruscas contra los gitanos. Ignoro la causa de estas medidas y más aún el resultado, aunque imagino que habrán ocasionado más sufrimientos que beneficios, salvo el de colocar en primer plano, aunque sea por unos días, a este colectivo misterioso, que a todo el mundo cae simpático en abstracto y pone de los nervios en concreto.

Son originarios de India, donde eran apreciados como forjadores y músicos
El que visita Auschwitz se sobrecoge al ver la cantidad de gitanos que allí fueron exterminados
España es un caso destacado de esta flagrante contradicción. Los gitanos son un signo preeminente de nuestra identidad y los embajadores casi exclusivos de nuestro folclore y nuestro temperamento nacional, si es que existe tal cosa, y por esta razón nos sentimos orgullosos de los gitanos y los andamos exhibiendo por el mundo; pero luego procuramos mantenerlos a distancia y los consideramos extraños o, lo que es peor, ciudadanos de segunda.
Se trata de una injusticia casi universal, a la que contribuye en buena parte el origen recóndito de los gitanos y su irreductible idiosincrasia.
Aunque hay teorías para todos los gustos, el consenso apunta a que son originarios de la India, donde conformaban una de las muchas subdivisiones de la casta de los parias. El subsistema de castas se basa en el tipo de actividad que practican sus miembros, y los gitanos estaban especializados en dos oficios distintos pero no incompatibles: eran muy apreciados como herreros y forjadores, pero aún más por sus aptitudes innatas para la música, el canto y el baile.
Más tarde, al hacerse trashumantes y frecuentar ferias y mercados, incorporaron a su currículum la trata de ganado. No se sabe cuándo ni por qué causa emigraron en bloque. Unos dicen que fueron expulsados; otros, que acudieron a la invitación de algún monarca poderoso y falto de diversiones, con la esperanza de mejorar su suerte. Sea como sea, recalaron en lo que entonces era el imperio persa. De ahí pasaron al imperio bizantino y luego al otomano, bajo cuya bandera se dispersaron por Europa. Tal vez pasaron por Egipto, pero no proceden de ahí ni tienen nada que ver con los faraones como antiguamente se creía.
En la actualidad hay comunidades gitanas importantes en todo el mundo, incluida la América del Sur y la del Norte. Al no ser sedentarios, es difícil censarlos, pero su número es mayor de lo que uno tendería a pensar. Hace una década se calculaba que había unos 11 millones de gitanos en el mundo, una cifra considerable si pensamos que en esa misma fecha los judíos sumaban poco más de 12 millones.
Los gitanos mantienen ciertos rasgos morfológicos distintivos, pero difícilmente se puede hablar de una raza en sentido estricto, porque se suelen casar entre ellos, pero después de tantos siglos de vagar, las excepciones a la endogamia hacen que estén muy mezclados. Lo mismo ocurre con su lengua, transmitida por tradición oral, poco estudiada y, tan contaminada como los genes, si no más. Los que la hablan son siempre bilingües, por lo menos. En España hablan castellano con los giros propios de cada región, así como las demás lenguas del Estado. La Carmen de Mérimée hablaba caló, sevillano y euskera, con lo que armaba líos a tres bandas. El propio Mérimée, que inventó el personaje, cuenta en sus cartas que al pasar por Barcelona conoció gitanos que hablaban y cantaban en catalán. También los nombres y apellidos se pegan al terreno.
En cuanto a su extraordinario talento musical, y en contra de lo que parece, no es creativo, sino interpretativo. No hay música gitana propiamente dicha. Adaptan y hacen suya la que encuentran. En España, el flamenco, pero en Hungría, en Yugoslavia, en Rumania o en Italia, la música folclórica de cada lugar.
Muchos gitanos se integran sin dificultad en la forma de vida convencional de sus respectivos países, pero lo que les sigue caracterizando como colectivo es su forma de vivir desarraigada, excluyente y voluntariamente marginada de toda sociedad. Es este carácter inconformista el que ha creado un sentimiento generalizado de desconfianza hacia ellos que en ocasiones se transforma en animadversión, cuando no en violencia.
En la Europa medieval, y después también, fueron anatematizados. Al que no pertenecía a la Iglesia en cuerpo y alma se le consideraba pagano, un término que entonces era sinónimo de poseído por el demonio o servidor de Satanás. En la tradición centroeuropea, los gitanos son los aliados naturales de los vampiros y sus fieles servidores. Son ellos los que trasiegan el ataúd de Drácula cuando éste no puede valerse por sí mismo. Una antigua tradición cristiana dice que Dios los maldijo porque negaron su ayuda a la Sagrada Familia en la huida a Egipto. Pero no hace falta tanta imaginación ni remontarse a un pasado tan lejano. El que visita Ausch-witz se sorprende y sobrecoge al ver la cantidad de gitanos que fueron exterminados en aquel inicuo y lúgubre lugar, como consta en un austero y apartado recordatorio, tan marginal como las personas que por allí pasaron. Una tragedia de la que se habla poco, porque los gitanos no dejan testimonio escrito de su historia y como todas las gentes que van de paso, no tienen interés por el pasado y son reacios a la memoria.
El que no sean réprobos no significa que sean ángeles. En cualquier comunidad humana hay personas buenas, malas, y una suma de las dos cosas. Los gitanos, como todo el que camina por el borde de la sociedad, están más expuestos a resbalar e incurrir en delitos pequeños pero molestos: robar gallinas o lo que el azar pone a su alcance y cosas por el estilo. En la actualidad parece ser que algunos entran y salen del mundo de la droga, más como consumidores que como traficantes. Una actitud incívica y la fama de promiscuidad sexual han dejado de ser crímenes para convertirse casi en virtudes.
No es cierto, como se contaba, que antiguamente robaran niños: son prolíficos y con sus propios churumbeles tienen de sobra. Sí es verdad, en cambio, que algunos niños, por afán de aventura o para huir de malos tratos o abusos de cualquier tipo, se unían a las caravanas de gitanos como único medio de transporte y supervivencia. A veces su carácter apasionado les impulsa a echar mano de la navaja y entonces corre la sangre, pero la violencia, como casi todo, no rebasa los límites de su propio círculo. En definitiva, un historial muy parecido al de otros colectivos, y menos perjudicial que el de los especuladores o los abanderados de las causas patrióticas.
En el fondo, son lo que siempre fueron, aquello para lo que estaban genéticamente programados: gente de la farándula. No hay que haber conocido a muchos profesionales del espectáculo para detectar a escala individual rasgos que en los gitanos son atributos tribales. Temperamentales, exagerados, impróvidos, a veces lunáticos, a veces incumplidores, a veces desaseados, propensos a darse puñaladas entre sí, por suerte metafóricas; pero también impulsivos, sentimentales, generosos y divertidos.
De un tiempo a esta parte, el colectivo de actores, con algunas adiciones valiosas del mundo de la canción y otros sectores afines, ha mostrado una especial sensibilidad por los problemas políticos y humanos que asolan el mundo actual: el hambre, la guerra y la opresión en todas sus formas. Con frecuencia ha expresado su repulsa y denunciado a los culpables. En una época dominada por la imagen y el culto a la fama, estas intervenciones han tenido gran repercusión y, dentro de lo posible, una cierta eficacia. A veces la envergadura de la causa era excesiva para sus fuerzas: Irak, el Tíbet, África.
Ahora hay una causa que no debería dejarle indiferente. Los gitanos están más cerca, físicamente y, si mi teoría no es errónea, también espiritualmente. No hace mucho que los cómicos eran considerados poco menos o poco más que los gitanos, vivían segregados de la sociedad y no podían ser enterrados en tierra sagrada. Ahora esto es sólo un recuerdo y una anécdota. En cambio, los gitanos, empeñados sin saberlo en cumplir su extraño destino histórico, persisten en una condición que han asumido sin concesiones y hasta las últimas consecuencias. Pero incómodos, ajenos a todo, a veces patéticos, a veces poéticos, comparten la propiedad de ser lo que Shakespeare definió como la materia de que están hechos nuestros sueños.
Eduardo Mendoza es escritor.

domingo, junio 08, 2008

El Rey Lear- ALFREDO ALCON


Representar Rey Lear es un ejercicio de humillación,

sé que nunca estaré a la altura, ni como actor ni como espectador, de toda esa intensidad llena de vida que tienen las obras de Shakespeare y en especial esta que ahora por fin represento y con la que sólo trato de subir un escalón más". Así se expresaba poco antes del estreno de Rey Lear su protagonista, el actor Alfredo Alcón, quien a pesar de ser septuagenario desde hace años, se muestra lleno de energía en escena, hasta el punto de que termina la función sosteniendo en brazos a Cordelia, la hija de Lear.

Cuando está subido en el escenario y transformado en ese rey perdido entre el dolor y la locura, Alcón hace desaparecer al 100% su cadencia y acento argentinos para abordar en el Teatro Valle-Inclán de Madrid una de las principales tragedias de William Shakespeare. Un trabajo que el público acoge con ovaciones hacia el actor cada noche. Rey Lear se escribió entre 1605 y 1606, aunque tomando como fuente una obra anterior, King Leir (representada en 1594 e impresa en 1605), y ambas deudoras con la Historia Regum Britanniae escrita hacia 1135 por Godofredo de Monmouth y de raíz netamente céltica.
Este nuevo Rey Lear producido por el Centro Dramático Nacional, con puesta en escena de su director Gerardo Vera, y versión del dramaturgo Juan Mayorga ha nacido gracias a Alcón. Su director no oculta que "sin él no hubiera llevado a cabo este proyecto, ya que el papel requería a un actor complejo, moderno, con gran hondura, que transmitiese verdad y con una técnica perfecta, yo quería hacer Lear y tenía claro que era con él o no era", sostiene Vera quien califica la obra de auténtica metáfora sobre la vejez, el mundo que termina y los jóvenes que irrumpen para arrinconar a sus mayores.Alcón destacó la gran generosidad que España siempre había tenido con él. El actor ha trabajado con directores españoles teatrales en varias ocasiones, sobre todo con el desaparecido José Luis Alonso y también con Francisco Nieva y repetidamente con Lluís Pasqual.
A lo largo de su dilatada y prestigiosa trayectoria se ha enfrentado como actor y director a muchos shakespaeres. Su experiencia es mucha, pero tiene claro que es precisamente con la experiencia con la que hay que tener mucho cuidado: "Si uno vive un trabajo actual desde la experiencia anterior, si llega a él con preconceptos, no puede ponerse al servicio del proyecto y yo no trabajo con un director que hace su Lear en el salón de su casa, Vera ha venido a los ensayos a indagar y a retorcerse con nosotros y eso es muy importante".
Alcón, como otros compañeros suyos, se muestra contento del protagonismo que está teniendo hoy el teatro en las sociedades occidentales: "Es un arte que ha subsistido a lo largo de muchos siglos y seguirá existiendo mientras seamos humanos y tengamos la necesidad de nos cuenten un cuento", señala el actor quien cree que hoy la gente vuelve su mirada hacia el teatro porque el público, de manera consciente o no, sabe que puede cambiar lo que está viendo en el escenario. "Un espectador que está compartiendo la pasión, está siendo un creador, no es un espectador pasivo?; el teatro no es sólido, es líquido, necesita del otro para hacerse, y como cualquier elemento líquido es impredecible, cualquier persona puede modificar el movimiento del agua, cualquier espectador puede alterar una representación y ahí es donde el teatro cobra su gran fuerza por encima de todas las modernas tecnologías". Para concluir su apología escénica dice, casi más que con la palabra con sus ojos vivos y jóvenes: "El teatro nos hace sentirnos vivos, con todo el peligro y la aventura que significa estar vivo".
Alfredo Alcón ha pasado a sumar la lista de los Rey Lears que se han visto en España en el último medio siglo, tres de ellos dirigidos por Miguel Narros. El protagonizado por Carlos Lemos en 1966 que supuso un gran acontecimiento y en el que las jóvenes hijas de Lear eran Berta Riaza, Julieta Serrano y Ana Belén; así como los protagonizados por Fermí Reixach y Helio Pedregal, actor este último que volvió a ser Lear bajo la dirección del alemán Hansgünther Heyme en el Teatro de la Abadía. El último Lear español, anterior a Alcón, fue el dirigido por Calixto Bieito y con José María Pou al frente del reparto. Actor éste que fascinó al mismísimo Ian McKellen, quien este año ha sido el último Rey Lear de la Royal Shakespeare Company y al que le impresionó mucho el trabajo de Pou cuando le vio en ese papel.
El montaje del Centro Dramático Nacional, que cuenta con Carmen Elías, Luis Bermejo, Pedro Casablanc, Miryam Gallego, Cristina Marcos, Juli Mira, Jesús Noguero y Albert Triola, entre otros muchos actores, permanecerá en Madrid hasta el 20 de abril y posteriormente viajará a Sevilla (del 1 al 3 de mayo), Málaga (del 9 al 11 de mayo), Barcelona (del 21 de mayo al 8 de junio), San Sebastián (14 y 15 de junio) y Bilbao (del 26 al 28 de junio) y otras ciudades españolas.

martes, junio 03, 2008

El fútbol y el Indio Solari

Te gusta ver fútbol y colgarte con emoción viendo un partido? Sebazumbador Zumba, Buenos Aires. Veo fútbol todo el tiempo. Yo soy hincha de Boca. El partido de Boca lo agarro así sea el cumpleaños de nadie. Acá se para todo. Pero también veo Arsenal-Lanús, porque de pronto puedo mirar sin nervios. Después trato de seguir a las gallinas. Si van ganando me voy... Pero sí: consumo mucho fútbol. También las ligas europeas. Por ejemplo, cuando jugaba Riquelme en el Villarreal me gustaba verlo. O ahora Tevez, que son jugadores que me da pena que no puedan jugar acá, porque me gusta verlo en la cancha. Tanto que hasta pongo un partido del Manchester. Y después, si hay un choque Barcelona-Madrid y estoy al pedo...