martes, julio 31, 2007

Sentido común


Quién fue Pitágoras
Por Adrián Paenza
Cuando uno habla de la belleza de la matemática, inexorablemente tiene que producir algo precioso que justifique el calificativo.
Lo que sigue es una de las demostraciones más espectaculares y atractivas del teorema de Pitágoras. Créame que si en el momento en que usted o yo nos tropezamos con Pitágoras por primera vez nos hubieran mostrado lo que sigue, no hubiéramos penado ni con el enunciado ni con su estética maravillosa.

Es más: créame que ni siquiera hace falta que escriba el enunciado del teorema. Lo va a deducir usted sola/o. Anímese que vale la pena. Acá va la historia.
Hace muchos años, Carmen Sessa –extraordinaria referente en la Argentina en cualquier tema que tenga que ver con la didáctica de la matemática y en la forma de comunicarla– me acercó un sobre con varias demostraciones del teorema de pitágoras. No recuerdo de dónde las había sacado, pero ella estaba entusiasmada al ver cuántas maneras distintas había de demostrar un mismo hecho.

Tiempo después supe que hay un libro (The Pythagorean Proposition o “La proposición Pitagórica”) que contiene 367 pruebas de este teorema y que fue reeditado en 1968.
De todas formas, y volviendo a las pruebas que me había dado Carmen, hubo una que me dejó fascinado por su simplicidad. Es más: a partir de ese momento (última parte de la década del ’80) nunca paro de reproducirla cada vez que puedo. Y de disfrutarla. Ahora lo invito a que la comparta conmigo.
Usted no necesita saber nada.

Bueno, casi nada.

Hace falta que usted sepa lo que es un triángulo, un ángulo recto (de 90 grados) (como si fuera una escuadra) y que sepa que se llama triángulo rectángulo justamente a un triángulo que tiene un ángulo recto. Eso es todo.
Por último, si usted fuera a alquilar una pieza para vivir y le dijeran que es de 4 x 5 , ¿podría contestar usted los metros cuadrados que ocupa? Estoy seguro de que sí (20, tiene razón) ¿Y cómo lo hizo? Lo dedujo multiplicando los dos números: 4 x 5. Bien. Eso es todo lo que hace falta. Bueno, acá voy.
Supongamos que se tiene un triángulo rectángulo que voy a llamar T, y a los lados los voy a llamar a, b y h .
Imaginemos que el triángulo T está hecho “pegando” tres hilos. Supongamos que se le puede “cortar” el lado h, y que uno puede “estirar” los lados a y b.
Con este nuevo “lado”, de longitud (a+b), fabricamos dos cuadrados iguales. Cada lado del cuadrado mide (a+b).
Marcamos en cada cuadrado los lados a y b, de manera tal de poder dibujar estas figuras .
Ahora, observemos en cada cuadrado cuántas veces aparece el triángulo T (para lo cual hay que marcar en un dibujo los cuatro triángulos T en cada cuadrado).
Como los cuadrados son iguales, una vez que hemos descubierto los cuatro cuadrados en cada uno de ellos, la superficie que queda “libre” en cada uno tiene que ser la misma .
En el primer cuadrado, quedan dos “cuadraditos” de superficies a2 y b2 respectivamente. Por otro lado, en el otro cuadrado, queda dibujado un “nuevo” cuadrado de área h2.
Conclusión: “tiene” que ser
a2 + b2 = h2
que es justamente lo que queríamos probar: “en todo triángulo rectángulo se verifica que el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos”.
En este caso, los catetos son a y b, mientras que la hipotenusa es h.
¿No es una demostración preciosa?
Es sólo producto de una idea maravillosa que no requiere ninguna herramienta complicada.
Sólo sentido común.
para Página 12 martes 31 de julio de 2007.

miércoles, julio 25, 2007

Dia mundial fuera del tiempo

Marca el comienzo del año solar del calendario maya y coincide siempre con el 25 de julio del gregoriano. En varios puntos del país habrá ceremonias para festejarlo. En Buenos Aires, el Centro Cultural Sur será la sede de un encuentro que incluirá cursos de meditación, bandas en vivo y bailes chamánicos.

martes, julio 24, 2007

Internet


Internet no es una red de ordenadores, Internet es una red de personas".
El "Campus Party", conocido como el mayor evento de entretenimiento online del mundo, abrió sus puertas en Venecia bajo el lema "Internet no es una red de ordenadores, Internet es una red de personas". Durante la inauguración, realizada en la medianoche de ayer, una orquesta sinfónica interpretó las bandas sonoras de los videojuegos más legendarios, como "Mario Bros", "Zelda", "Warcraft" y "Final Fantasy". En su undécima edición, la feria tiene previsto recibir en los próximos seis días más de 6.000 visitantes de España y del resto de Europa.Como ya ocurrió en versiones anteriores, este año el encuentro tiene lugar en las instalaciones de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Durante las 24 horas de día, el lugar dispone de una conexión a Internet de 5 gigabytes de ancho de banda, velocidad con la que sería posible realizar una descarga completa de toda la Biblioteca Nacional de España en dos horas. Además, el espacio cuenta con una zona para acampar. El encuentro tendrá talleres, competiciones, conferencias y actividades relacionadas con la informática, la astronomía, la robótica, los videojuegos, el software libre y el cine de animación. Según la directora del "Campus Party", Belinda Galiano, entre las novedades de esta edición figura "un área que, en forma de exposición interactiva, permitirá a los participantes ver en directo una selección de avances tecnológicos, gadgets y proyectos que están a punto de salir al mercado".
Clarin 24 de julio de 2007

viernes, julio 20, 2007

Viejo y árbol

Viejo con árbol
A un costado de la cancha había yuyales y, más allá, el terraplén del ferrocarril. Al otro costado, descampado y un árbol bastante miserable. Después las otras dos canchas, la chica y la principal. Y ahí, debajo de ese árbol, solía ubicarse el viejo.Había aparecido unos cuantos partidos atrás, casi al comienzo del campeonato, con su gorra, la campera gris algo raída, la camisa blanca cerrada hasta el cuello y la radio portátil en la mano. Jubilado seguramente, no tendría nada que hacer los sábados por la tarde y se acercaba al complejo para ver los partidos de la Liga. Los muchachos primero pensaron que sería casualidad, pero al tercer sábado en que lo vieron junto al lateral ya pasaron a considerarlo hinchada propia. Porque el viejo bien podía ir a ver los otros dos partidos que se jugaban a la misma hora en las canchas de al lado, pero se quedaba ahí, debajo del árbol, siguiéndolos a ellos.Era el único hincha legítimo que tenían, al margen de algunos pibes chiquitos; el hijo de Norberto, los dos de Gaona, el sobrino del Mosca, que desembarcaban en el predio con las mayores y corrían a meterse entre los cañaverales apenas bajaban de los autos.
—Ojo con la vía alertaba siempre Jorge mientras se cambiaban.

—No pasan trenes, casi tranquilizaba Norberto. Y era verdad, o pasaba uno cada muerte de obispo, lentamente y metiendo ruido.

—¿No vino la hinchada? ya preguntaban todos al llegar nomás, buscando al viejo. ¿No vino la barra brava?Y se reían. Pero el viejo no faltaba desde hacía varios sábados, firme debajo del árbol, casi elegante, con un cierto refinamiento en su postura erguida, la mano derecha en alto sosteniendo la radio minúscula, como quien sostiene un ramo de flores.

Nadie lo conocía, no era amigo de ninguno de los muchachos.

—La vieja no lo debe soportar en la casa y lo manda para acá bromeó alguno.

—Por ahí es amigo del referí —dijo otro.

Pero sabían que el viejo hinchaba para ellos de alguna manera, moderadamente, porque lo habían visto aplaudir un par de partidos atrás, cuando le ganaron a Olimpia Seniors.

Y ahí, debajo del árbol, fue a tirarse el Soda cuando decidió dejarle su lugar a Eduardo, que estaba de suplente, al sentir que no daba más por el calor. Era verano y ese horario para jugar era una locura. Casi las tres de la tarde y el viejo ahí, fiel, a unos metros, mirando el partido. Cuando Eduardo entró a la cancha —casi a desgano, aprovechando para desperezarse— cuando levantó el brazo pidiéndole permiso al referíí, el Soda se derrumbó a la sombra del arbolito y quedó bastante cerca, como nunca lo había estado: el viejo no había cruzado jamás una palabra con nadie del equipo.

El Soda pudo apreciar entonces que tendría unos setenta años, era flaquito, bastante alto, pulcro y con sombra de barba. Escuchaba la radio con un auricular y en la otra mano sostenía un cigarrillo con plácida distinción

.—¿Está escuchando a Central Córdoba, maestro? —medio le gritó el Soda cuando recuperó el aliento, pero siempre recostado en el piso.

El viejo giró para mirarlo. Negó con la cabeza y se quitó el auricular de la oreja.—No sonrió.

Y pareció que la cosa quedaba ahí. El viejo volvió a mirar el partido, que estaba áspero y empatado.

Música dijo después, mirándolo de nuevo.Algún tanguito? —probó el Soda.

—Un concierto.

Hay un buen programa de música clásica a esta hora.

El Soda frunció el entrecejo. Ya tenía una buena anécdota para contarles a los muchachos y la cosa venía lo suficientemente interesante como para continuarla. Se levantó resoplando, se bajó las medias y caminó despacio hasta pararse al lado del viejo.—Pero le gusta el fútbol —le dijo—. Por lo que veo.

El viejo aprobó enérgicamente con la cabeza, sin dejar de mirar el curso de la pelota, que iba y venía por el aire, rabiosa.—Lo he jugado. Y, además, está muy emparentado con el arte —dictaminó después—. Muy emparentado.

El Soda lo miró, curioso. Sabía que seguiría hablando, y esperó.—Mire usted nuestro arquero —efectivamente el viejo señaló a De León, que estudiaba el partido desde su arco, las manos en la cintura, todo un costado de la camiseta cubierto de tierra—. La continuidad de la nariz con la frente. La expansión pectoral. La curvatura de los muslos. La tensión en los dorsales —se quedó un momento en silencio, como para que el Soda apreciara aquello que él le mostraba—. Bueno... Eso, eso es la escultura...

El Soda adelantó la mandíbula y osciló levemente la cabeza, aprobando dubitativo.

—Vea usted —el viejo señaló ahora hacia el arco contrario, al que estaba por llegar un córner— el relumbrón intenso de las camisetas nuestras, amarillo cadmio y una veladura naranja por el sudor. El contraste con el azul de Prusia de las camisetas rivales, el casi violeta cardenalicio que asume también ese azul por la transpiración, los vivos blancos como trazos alocados. Las manchas ágiles ocres, pardas y sepias y Siena de los mulos, vivaces, dignas de un Bacon. Entrecierre los ojos y aprécielo así... Bueno... Eso, eso es la pintura.

Aún estaba el Soda con los ojos entrecerrados cuando al viejo arreció.

—Observe, observe usted esa carrera intensa entre el delantero de ellos y el cuatro nuestro. El salto al unísono, el giro en el aire, la voltereta elástica, el braceo amplio en busca del equilibrio... Bueno... Eso, eso es la danza...

El Soda procuraba estimular sus sentidos, pero sólo veía que los rivales se venían con todo, porfiados, y que la pelota no se alejaba del área defendida por De León.

—Y escuche usted, escuche usted... —lo acicateó el viejo, curvando con una mano el pabellón de la misma oreja donde había tenido el auricular de la radio y entusiasmado tal vez al encontrar, por fin, un interlocutor válido—... la percusión grave de la pelota cuando bota contra el piso, el chasquido de la suela de los botines sobre el césped, el fuelle quedo de la respiración agitada, el coro desparejo de los gritos, las órdenes, los alertas, los insultos de los muchachos y el pitazo agudo del referí... Bueno... Eso, eso es la música...

El Soda aprobó con la cabeza. Los muchachos no iban a creerle cuando él les contara aquella charla insólita con el viejo, luego del partido, si es que les quedaba algo de ánimo, porque la derrota se cernía sobre ellos como un ave oscura e implacable.

—Y vea usted a ese delantero... —señaló ahora el viejo, casi metiéndose en la cancha, algo más alterado—... ese delantero de ellos que se revuelca por el suelo como si lo hubiese picado una tarántula, mesándose exageradamente los cabellos, distorsionando el rostro, bramando falsamente de dolor, reclamando histriónicamente justicia... Bueno... Eso, eso es el teatro

.El Soda se tomó la cabeza.

—¿Qué cobró? —balbuceó indignado.—¿Cobró penal? —abrió los ojos el viejo, incrédulo.

Dio un paso al frente, metiéndose apenas en la cancha—.

¿Qué cobrás? —gritó después, desaforado—. ¿Qué cobrás, referí y la reputísima madre que te parió?

El Soda lo miró atónito. Ante el grito del viejo parecía haberse olvidado repentinamente del penal injusto, de la derrota inminente y del mismo calor. El viejo estaba lívido mirando al área, pero enseguida se volvió hacia el Soda tratando de recomponerse, algo confuso, incómodo.

—...¿Y eso? —se atrevió a preguntarle el Soda, señalándolo.

—Y eso... —vaciló el viejo, tocándose levemente la gorra—...Eso es el fútbol.

jueves, julio 19, 2007

Se fue el Negro


Argentina despide a un grande de la cultura

Negado para las matemáticas, la física y la quimíca, Fontanarrosa deja el secundario después de repetir tercer año. No siento ninguna frustración por haber abandonado: al fin de cuentas soy un precursor de la deserción escolar. De esos días, el único recuerdo agradable que se conserva es el de los días miércoles al mediodía que salía del colegio para comprar en el kiosco "Hora Cero". La revista, fundada por Héctor Germán Oesterheld, es considerada un hito de la historieta.


Roberto Fontanarrosa murió hoy luego de padecer una enfermedad que paulatinamente lo hizo perder su movilidad.
En 2003, el "Negro", como lo llamaban sus amigos y los vecinos de su Rosario natal, se enteró que padecía de esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurológica por la cual perdió paulatinamente su movilidad, lo que lo obligó a abandonar el dibujo de sus chistes cotidianos.
Creador de personajes como Inodoro Pereyra y Boogie el Aceitoso, autor de numerosos libros de cuentos, muchos de ellos best sellers, hace rato que Fontanarrosa había dejado de ser considerado solamente un dibujante de historietas para ocupar un respetado lugar también en las letras argentinas.
Reconocido, homenajeado y querido por escritores, periodistas, dibujantes, artistas e intelectuales en general, pero sobre todo por su pueblo, que era su público, se va un grande.
Roberto Fontanarrosa falleció hoy en el Sanatorio del Centro, en Rosario

miércoles, julio 18, 2007

youssou n’dour

Usted declaró que en Europa existen prejuicios sobre los africanos, pero que también los africanos adquieren en Europa prejuicios sobre sí mismos. ¿Hablaba de distintas formas de racismo?
–No sólo hablaba de racismo. El problema real es que Occidente tiene una imagen fija de Africa y no quiere cambiarla. Es la imagen de la pobreza, la selva, la guerra, el sida y la hambruna. Eso existe, pero también hay otras cosas. Hay otra cara de Africa. Por ejemplo, es cierto que, aquí en Ziguinchor, la gente no tiene dinero, pero si usted sale a la calle podrá comprobar que está contenta. Y esa imagen de solidaridad y de alegría es la que yo quiero mostrar. No sólo que los africanos no viven en los árboles.

martes, julio 17, 2007

Una de uruguayos



La celeste, que estuvo en los cielos
Por Eduardo Galeano
Hace más de medio siglo que el Uruguay fue campeón del mundo, en el inmenso estadio de Maracaná. Desde entonces, traicionados por la realidad, buscamos consuelo en la memoria.
Si aprendiéramos de ella, todo bien, pero no: nos refugiamos en la nostalgia cuando sentimos que nos abandona la esperanza, porque la esperanza exige audacia y la nostalgia no exige nada.
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El Bebe Coppola, de profesión peluquero, era también el director técnico del club de fútbol del pueblo de Nico Pérez. Esta era la orientación ideológica que daba a sus jugadores:
–La pelota al suelo, los punteros bien abiertos y buena suerte muchachos.
El Bebe Coppola no tuvo nada que ver con Maracaná. Pero fue como si lo estuvieran escuchando: así de simple, así de bien, jugaron aquellos uruguayos la final de 1950.
Más de medio siglo después, todo al revés: jugamos al pelotazo y que Dios se apiade; nuestros punteros, los wings, los alados, ya no vuelan y parecen más bien sonámbulos que deambulan por el centro de la cancha; nuestro fútbol es cerrado, avaro, pesado; y la buena suerte no nos acompaña. Mucho no la ayudamos, la verdad sea dicha, aunque nos sobran ideólogos dispuestos a proporcionar inteligentísimas explicaciones a cada uno de nuestros desastres.
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En aquella final de Maracaná, Uruguay cometió la mitad de las faltas que cometió Brasil.
Pero más de medio siglo después, abundan los uruguayos que dentro y fuera de la cancha confunden el coraje con las patadas y creen que la garra charrúa es otro nombre del crimen. En los partidos internacionales, nunca faltan los inflamados locutores y los hinchas rugientes que antes gritaban: métale, métale, y ahora mandan: mátelo, mátelo. Y hasta hay expertos comentaristas que elogian lo que llaman la falta bien hecha, que es el asesinato cometido cuando el árbitro está de espaldas, y la patada de ablande, que es la que se propina cuando el partido recién empieza y el árbitro no se anima a echar a nadie.
Hemos llegado a creer que no hay nada más uruguayo que jugar al borde de la tarjeta roja. Y si el árbitro la muestra, y quedamos con diez jugadores, ésta es la prueba de que el rival juega con doce: el juez nos ha robado, una vez más, el partido. Y entonces la autocompasión, pobrecito paisito, se nos llena de diminutivos.
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A partir de Maracaná, en realidad, hemos ido de mal en peor.
Quizás algo tenga que ver la decadencia del fútbol con la crisis de la educación pública. Nuestros años dorados han quedado muy atrás: en la década del veinte fuimos dos veces campeones olímpicos, en 1930 ganamos el primer campeonato mundial y 1950 fue nuestro canto del cisne. Aquellos milagros parecían inexplicables, en un país con menos gente que un barrio de Ciudad de México, San Pablo o Buenos Aires. Pero desde principios de siglo nuestra educación pública, laica y gratuita había sembrado campos de deporte en todo el país, para educar el cuerpo sin divorciarlo de la cabeza y sin distinguir pobres de ricos.
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Un drama de identidad. Triste anda quien no se reconoce en la sombra que proyecta. Y entre las causas de nuestra desdicha futbolera, que es la gran desdicha nacional, hay que mencionar también la venta de gente.
Exportamos mano de obra y también pie de obra. Los uruguayos, habitantes de un país deshabitado, estamos desparramados por el mundo. Nuestros jugadores también. Tenemos 248 futbolistas profesionales en 39 países. El fútbol es un deporte asociado, una creación colectiva, y no resulta nada fácil armar una selección nacional con jugadores que se conocen en el avión.
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De fútbol somos. El lenguaje cotidiano lo revela:
quien no hace caso, no da pelota;
quien elude su responsabilidad o desvía la atención, tira la pelota afuera;
para enfrentar una crisis, hay que parar la pelota o ponerse la pelota bajo el brazo;
quien hace algo bien, mete un gol, y si lo hace muy bien, un golazo;
quien da una respuesta justa, pone la pelota cortita y al pie;
quien comete deslealtades, ensucia el partido, embarra la cancha, pega de atrás;
quien se equivoca por poquito, pega en el palo;
una buena respuesta es una buena atajada;
quien se descoloca en cualquier situación queda fuera de juego;
quien se equivoca feo se hace un gol en contra;
los niños muy niños están empezando el partido;
los viejos muy viejos están jugando los descuentos;
cuando la mujer echa de casa al marido infiel, le saca tarjeta roja.
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Los uruguayos, pueblo futbolizado, creemos que la patria se acabó en Maracaná.
En el fondo, sospecho, el problema está en que todavía creemos en esta gran mentira impuesta como verdad universal, esta infame ley de nuestro tiempo que nos obliga a ganar para demostrar que tenemos el derecho de existir.
Pero nuestra mayor victoria en el Mundial de 1950 ocurrió después del partido que nos coronó en Maracaná. Nuestro triunfo más alto encarnó en el gesto de Obdulio Varela, el capitán celeste, el caudillo del equipo. Al fin del partido, él huyó del hotel y del festejo. Y se fue a caminar y pasó la noche bebiendo en los bares de Río, callado la boca, de bar en bar, abrazado a los vencidos.

domingo, julio 15, 2007

La historia oficial


Por Osvaldo Bayer

Es imperdible seguir de cerca la argumentación de los que perdieron pero siguen teniendo el poder. Se enojan y arrojan rayos y centellas a los que se atreven a discutir la historia. Nos llaman “historiadores improvisados” y en cambio ellos son los historiadores consagrados, los que dicen la verdad. Mariano Grondona desde La Nación y desde sus audiciones radiales y televisivas advierte severamente sobre el peligro que significa discutir la historia consagrada. Peligro, que él remarca, recaería sobre los jóvenes. Desde La Nación nos ha sacudido con un artículo titulado “Falsificación de la memoria colectiva”. Nada menos. El, que no es historiador, sino abogado y periodista, nos da lineamientos de una moralidad discutible de cuál es la verdadera historia argentina. El representa a los roquistas, los que construyeron la historia oficial.Claro, cuando uno tiene en cuenta la biografía del indignado “historiador” Grondona se da cuenta por qué. Apoyó a todos los golpes militares desde 1962. Ocupó altos cargos, entre ellos embajador del triste dictador Onganía, conspiró y finalmente fue asesor de la Fuerza Aérea en la dictadura de la desaparición de personas, amén de haber sido director de Visión, la revista de los dictadores más sucios de la historia americana: los Somoza. Además fue banquero en 1980 con un altísimo sueldo.Y es estanciero, de campos por Pehuajó, allí, cercanos de las tierras que recibió Roca después de su campaña “civilizadora”. Toda una biografía para guardar silencio y retirarse. Gozar de lo ganado y tratar de pasar inadvertido. Pero no, además quiere hacer triunfar su interpretación de la historia.Respecto de su ética política, Grondona ya perdió para siempre. Nunca fue preso por defender a la democracia, sino que fue premiado por bestiales dictaduras militares. Y él las sirvió. Un pasado que jamás podrá negarse. Nadie que fue hombre de la dictadura militar de la desaparición de personas, robos de bebés, arrojo de vidas desde aviones, torturas, robo de propiedades de las víctimas, podrá ya postularse como señalador arquetípico de la moral en la Historia. Los historiadores alemanes que “comprendieron” a Hitler callaron para siempre. Grondona, después de Videla, no. Y sigue con sus tesis y defiende ex cátedra con ardor la campaña de Roca contra los pueblos originarios. Que puede traducirse en la fórmula: civilización significó en suma quedarse con la propiedad de la tierra.A quienes hemos iniciado la discusión sobre lo que significó la mal llamada “Campaña del Desierto” nos llama “falsificadores”. Y en esto cabe la pregunta: ¿es falsificar la historia traer los nombres y las extensiones de tierra –de las mejores tierras– con las que se quedaron conocidos propietarios como Martínez de Hoz, que recibió nada menos que 2.500.000 hectáreas después de la campaña roquista? ¿Es falsificar la historia reproducir documentación científicamente histórica como esta crónica de 1879 de diarios de época como la de El Nacional al terminar la matanza de Roca?: “Llegan los indios prisioneros con sus familias. La desesperación, el llanto no cesa. Se les quita a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos, a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano, unos se tapan la cara, otros miran resignadamente el suelo, la madre aprieta contra el seno al hijo de sus entrañas, el padre se cruza por delante para defender a su familia de los avances de la civilización”. Textual.¿Es “falsificación” traer a la memoria el inmoral decreto por el cual se premia a Roca con 50.000 hectáreas de las mejores tierras como premio a su “hazaña”, a pesar de que cobraba sueldo de general? ¿Es falsificar reproducir los discursos de Roca donde invariablemente califica de “los salvajes, los bárbaros” a los pueblos originarios mientras San Martín, medio siglo antes los llamaba con respeto “nuestros paisanos los indios”? ¿Es falsificar la historia traer los avisos de los diarios de Buenos Aires, después de la campaña de Roca, que con el título “Entrega de indios” señalaban: “Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia”? ¿Es falsificar la historia citar al comandante Alvaro Barros cuando denuncia ante el Parlamento nacional: “El Ejército Argentino, siendo uno de los más deficientes y atrasados, es el más caro del mundo. El resultado económico de este desorden es notable. Mientras que el soldado alemán cuesta 199 pesos fuertes por año y el francés 189, el argentino cuesta 521 y mucho más en tiempo de guerra, y sufre como ninguno y en todo tiempo, todo género de necesidades y miserias”? La pregunta es, ¿quién se quedaba con el vuelto?Sarmiento lo dirá claramente cuando conjuga un nuevo verbo, el verbo “atalivar”. Ataliva se llamó el hermano de Julio Argentino Roca. Y Sarmiento sostenía que Roca hacía los negocios y Ataliva “atalivaba”, es decir se quedaba con el vuelto, o para hablar claro, con la coima. Estudiosos pampeanos han investigado la enorme fortuna a la que llegó Ataliva. Tan grande como la de su hermano, el presidente Roca, quien al iniciar su primer período declara no tener bienes. Pero al morir dejará una herencia impresionante. La pregunta es: ¿llegó a ella ahorrando su sueldo? Todo se puede ver en la documentación científicamente histórica que se encuentra en Tribunales.El mismo comandante denuncia cómo el ejército de Roca tortura a los indios prisioneros. Poniéndolos en el cepo y descoyuntándolos. ¿Atentamos contra la verdad histórica cuando citamos a José Hernández, el autor de Martín Fierro, quien dirá textualmente: “Nosotros no tenemos el derecho de expulsar a los indios del territorio y menos de exterminarlos. La civilización sólo puede dar los derechos que se deriven de ella misma. La sociedad no hace de los gobiernos agentes de comercio, ni los faculta para labrar colosales riquezas lanzándolos en las especulaciones atrevidas del crédito. La sociedad no podría delegar, sin suicidarse, semejantes funciones, que son el resorte de su actividad y su iniciativa”? Los que hemos solicitado que se retire el monumento a Roca del centro de la ciudad –es el más grande de todos los monumentos argentinos– lo hacemos por respeto a la mayoría de la población argentina. Después del estudio del Servicio de Huellas Digitales Genéricas de la Universidad de Buenos Aires, que comprobó que el 56 por ciento de los argentinos tiene antepasados indígenas, no se puede seguir faltándole el respeto a la mayoría de nuestra población plantándoles ese monumento en el centro de la ciudad –que además lo puso un gobierno no democrático–. He propuesto que el monumento no se destruya pero que se lo lleve a la estancia La Larga, que recibió como pago a su matanza y esclavitud de los pueblos nativos. Allí, en esa estancia, sus bisnietos podrán agradecerle ante su estatua los beneficios que les dejó el señor general.Señor Mariano Grondona: usted firmó debajo del retrato de Ronald Reagan, en la tapa de A Fondo su frase: “Compartimos con él lo más importante, el enemigo”. Está todo dicho. Reagan, y ahora y siempre Roca. Pero la historia pertenece no sólo a los dueños de la tierra, sino también a los humildes y a sus sufrimientos. Es hora ya que con documentación científicamente histórica demostremos quién se quedó con todo, cómo se repartió la tierra conquistada, cómo fueron tratados los pueblos que la habitaban. Usted, que defendió siempre todos los golpes militares y su violencia, es coherente que luche por mantener ese poder. Pero nosotros seguiremos limpiando nuestro pasado histórico, sin necesidad alguna de falsear los hechos. Pero de cualquier manera, si usted tiene sus dudas, lo esperamos ante el monumento a Roca en las reuniones que convocamos para debatir en público cada uno de nuestros argumentos. Es usar la democracia y practicarla, y no hablar ex cátedra desde los medios de comunicación más poderosos, cosa que usted siempre ha practicado, en dictaduras feroces y en gobiernos democráticos.Además de la historia de la represión de los pueblos originarios durante Roca, habría que hablar sobre la represión obrera que efectuó durante sus mandatos. La ley 4144, de Residencia, le pertenece a él, escrita por Miguel Cané. Es una de las leyes más crueles contra la lucha indiscutible de los obreros por las ocho horas de trabajo. Además de las brutales represiones contra sus manifestaciones. Pero, de eso no se habla, esos hechos recién ahora están saliendo más allá de las luces de los libros. Ya es tema docente.A la historia no la deben hacer solamente los que tienen el poder. Porque claro, si no en el futuro tendríamos que tomar como ciertas las palabras de Grondona sobre el dictador Videla, a quien definió en forma un tanto angelical: “Un poder suave, discreto... ante un país que viene de largos desencuentros, el agua fresca de una esencial innovación”. Videla.Quien lea esta última frase ya no podrá creer su acérrima defensa de Julio Argentino Roca. Aplica las mismas medidas, alguien que se autotitula historiador, o por lo menos que quiere dar normas de historia. No, la historia no puede ser escrita sólo por Grondona y los historiadores que él alaba. Por lo menos, la democracia tiene que tener, como norma, el debate.
Para Página 12, en la foto Mariano Grondona

miércoles, julio 11, 2007

El Mago de Babilonia



El hombre es un animal deforme. El enemigo de todos los enemigos. La criatura más baja que existe sobre la faz de la Tierra. No es bueno vivir en un cuerpo humano. Prefiero acurrucarme bajo la tierra, correr campo a través y tomar lo que me encuentre. Y el viento sopla. Y la lluvia cae. Y viene el frío y se va. Eso es mejor que vivir en un cuerpo humano.”

Franz Biberkopf en el epílogo de Berlín Alexanderplatz


“Esta noche ha muerto Franz Biberkopf, el que una vez fue transportista, ladrón, vagabundo y homicida. En el lecho donde yació, moría hoy otro hombre y este otro hombre tenía los mismos papeles que Franz, se parecía también a Franz, pero en otro mundo lleva otro nombre.”
Del epílogo de Berlín Alexanderplatz

SCHIDOR: Prohibieron la novela Querelle porque dijeron que era pornografía. ¿Qué opinas de eso?
FASSBINDER: Todo lo que llega a los límites sociales o los cruza es considerado pornográfico en esta sociedad.
SCHIDOR: ¿Dirías que el cine ha sabido retratar bien la homosexualidad?
FASSBINDER: Lo ha hecho siempre mal. Es imposible ser justo con nadie. No se puede retratar bien a los homosexuales ni tampoco a los heterosexuales. Sólo se puede hacer las cosas mal. Además, no se trata de retratar el homosexualismo sino al individuo y cómo forja su identidad.
(de su última entrevista en la pelicula El mago de Babilonia)

Si un hombre llamado Rainer Werner Fassbinder quería definir su personalidad y su posición frente al mundo y a la realidad que le había tocado vivir adoptando una actitud extremadamente trasgresora y vistiendo chaqueta y botas de cuero, un sombrero de fieltro deforme, unas gafas de sol oscuras, una bufanda, un llavero que siempre colgaba de sus vaqueros y un cigarrillo eternamente encendido entre sus dedos, sus obras desprendían ese aire inconformista y provocador, profundamente pesimista y desesperado, que incitaba al público que las veía no a escandalizarse, sino a tomar partido, a rebelarse contra esa sociedad injusta e indolente que él denunciaba

martes, julio 10, 2007

El eternauta


Cuando este año se cumplieron 50 años de la publicacion de su obra maestra "El eternauta" cae una nevada en Buenos Aires y como si fuera poco el pasado 27 de abril se cumplieron 30 años del secuestro y desaparición de su autor y guionista a manos de la dictadura militar.

Héctor Oesterheld imaginó a Juan Salvo encerrado con su familia en un chalecito en Vicente López resguardado de una amenazante nevada.

El autor del eternauta fue secuestrado junto a sus cuatro hijas y dos de sus yernos, por un grupo de tareas de las Fuerzas Armadas

En estos dias su obra puede verse integra en los homenajes que se le brindan en la "Biblioteca Nacional" y en "Archivo y Museos históricos del Banco de la Provincia de Buenos Aires Dr Arturo Jauretche".

domingo, julio 08, 2007

Fito Páez


texto Marina Artusa (martusa@clarin.com)
fotos Ariel Grinberg para Clarin

Después de una hora y cuarto sobre la ruta 205, a la altura del kilómetro 87, la FM que el remisero amordazó en cuanto Fito se abrochó el cinturón de seguridad balbucea un Personas que me quiero llevar/Aromas que no voy a olvidar... Páez no registra que es su voz con certero gesto espástico entonando Brillante sobre el mic (del disco El amor después del amor , de 1992) a pedido de una oyente de Villa Ballester. Habrá que hacérselo notar y sugerirle al tímido remisero que suba el volumen. "Uh, tenía la música y no me salía la letra –se superpone a sí mismo mientras mira por la ventanilla la monotonía que va enhebrando los postes de luz–. Hasta que una noche seguí de largo, me fui a lo de mi tía Charito, en Rosario, y la escribí de un tirón."
¿Te preocupa que un tema tuyo suene como música de fondo y que nadie le preste atención?
Me preocupa más que al camión que va acá adelante nuestro no se le suelte lo que lleva atado en el techo.
No me digas que no duele un poquito.
Eso no se puede evitar. El tema es que vos estés disfrutando de eso. El mundo no tiene por qué devolverte nada porque nadie te prometió nada. Sería pedir. Lo importante es lo que te pasa a vos en el momento en el que estás haciendo música. Si ahí sucede algo emocional, algo espirituoso, algo real, hay una alegría. Pero cuando uno graba discos es porque quiere ser escuchado, ¿no? Cuando estás haciendo música, no pensás en un disco ni en si lo vas a grabar o no. Si lo grabás es para que te oigan. Yo me completo con el oído del otro pero no necesito del disco. Cuando termino una canción, tengo siempre a alguien al lado que opina. En unos casos es una devolución crítica y en otros, se disfruta y nada más.
¿Quién es tu público hoy?
No tengo la más remota idea porque hace mucho que no toco. Voy a tocar en septiembre y ahí veré. A pesar de que se acostó a las cinco de la madrugada –"estaba listo para irme a la cama a la una pero me quedé componiendo un tema para Margarita" (la niña de tres añitos que tuvo con la actriz Romina Ricci y que lleva el nombre de la mamá de Fito, una concertista de piano que lo dejó huérfano con apenas ocho meses)–, el mediodía que se filtra en su piso de soltero le cae bien.
Tiene una compu sobre el piano del living y lo que toca –el tema de Magui – se escucha desde el ascensor. El orden sobre la mesa ratona diseñada con una puerta de madera añeja y los floreros de vidrio sobre el piso revelan que los chicos – Magui y Martín, el niño que adoptó con Cecilia Roth y que ya cumplió ocho años– no han venido. Lo que ahora se hace parte del aire estará en el nuevo disco, al que le está dando las últimas puntadas y que aún no bautizó. "Es piano y voz. No sé qué decirte del álbum. Cada vez me cuesta más hablar de las cosas que hago, ¿sabés? -dice de su disco número veintipico-. Me estoy dando cuenta de que todo lo que sé de la música está puesto ahí. Y por momentos tengo la sensación de que todo lo que quería decir ya lo dije." Lo autobiográfico siempre está.
El yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos son escuetos a la hora de una canción. A mí no me resuelven nada. Tampoco una canción tiene que resolver cosas. Estás ahí, estás jugando. Vive mucha gente adentro de uno. Otra de las cosas maravillosas que tiene la expresión es que podés escribir o actuar o hacer cosas que no harías pero que en la canción sí podés o te animás o te surge.
¿Por qué en tus pelis ('Vidas privadas' y '¿De quién es el portaligas?'), las protagonistas son las que en ese momento eran tus mujeres (Cecilia Roth y Romina Ricci)?
Me expreso con lo que tengo a mano. Creo que he tenido suerte en ese aspecto. Fabi (Cantilo, fue su novia durante seis años) canta en mis discos, Cecilia (Roth) actúa en Vidas privadas y Romina (su última ex) en el portaligas. Como también lo he hecho con amigos. Pero como yo no soy un profesional de esto...
¿Del cine?
No, esto significa que no soy un artista que hace cosas para . Vivo y trato de contarlo. Así como alguien se dedica a hacer el pan, uno se dedica a hacer las canciones del barrio o a hacer películas. Yo lo hago con las cosas que tengo a mano. Creo que la vida es un laboratorio. Estamos de acuerdo en algunas cosas y en otras no y a lo mejor no lo dejamos en claro aquí sino en una escena que nos sirvió para poder resolver ese conflicto.
Te llevás tan bien con las palabras que cuesta creer que no puedas resolver algo de tu vida de un modo tan llano como es el discurso.
¿Qué es lo que no resolví de mi vida? Estoy fantástico. Estoy en un momento de gran plenitud. Estoy criando dos hijos, terminé una película, estoy haciendo un disco, salgo a tocar otra vez. No creo que para estar bien con el mundo tengas que vivir en pareja. Me parece que uno tiene que ser tan creativo en lo que hace como en los vínculos que establece. Y el amor no significa estar viviendo bajo el mismo techo.
¿Estás enamorado? No. Lo estoy de otras cosas.
No tenés una novia.
No. Estoy apasionado con mis hijos. Tengo mucho más tiempo libre ahora y puedo escribir, puedo tocar a cualquier hora. Volví a hacer cosas que durante un tiempo las tuve que acomodar. No me arrepiento del tiempo que viví en pareja. Pero ahora estoy en un momento de gran libertad. Y descubrí que el amor tiene infinitas lecturas. A los 44. A los 20 no te hubiera dicho esto. Hablemos de las lecturas del amor. El amor a las palabras, el amor a la música...
¿No existían si amabas a alguien?
Sí, por supuesto. Pero no sabía que era tan grande.
¿Cuando uno se enamora se anula?
No quisiera quedar como un asesor sentimental de baja estofa. El amor se entrega. No hace falta recibirlo. Estoy más cerca de San Agustín que de los asesores sentimentales. Encuentro que en los reclamos, el amor desaparece.
¿Quién te enseñó el amor?
Solo aprendí a amar sin pedir.
Pero está bueno poder decir lo que uno necesita.
Gánese la vida. La verdad es que no le quiero romper las bolas a nadie.
En algún momento debiste haber pedido ayuda.
Seguro. Si no, no aprendés nada. No me gusta pedir. Es mi naturaleza. Ser proveedor te da más seguridad. No lo pienso en esos términos. No siento que soy proveedor de nada. Yo estoy en todo lo que puedo para lo que me necesiten. La peli ( ¿De quién es el portaligas? ) va de eso. Lo que hace el tiempo y el amor con la gente que realmente se ama.
¿Filmar se te hace cuesta arriba?
Es muy difícil hacer cine acá. Se me hace como a todo el mundo. Después, las expectativas se te escapan de las manos. A mí me tocó ser quien soy y me la tengo que bancar, con los pro y los contra. Vidas privadas , una historia oscura y dramática que sangra la dictadura y el incesto, fue apaleada por la crítica en 2002. Llevó ocho años filmarla y lo asomó al abismo de la bancarrota. Costó un millón doscientos mil dólares y él,que no tenía cuenta bancaria ni tarjeta de crédito, llegó a ver a su productora Circo Beat hipotecada. Fue un descalabro", dice hoy.
¿Te facturan que te corras del lugar en el que te pusieron?
Si yo hubiera hecho el mundo, a lo mejor lo hubiera hecho diferente. Pero el mundo es así. Te factura. En general al mundo no le gusta mucho que las cosas se corran de lugar. Pero son las reglas de juego. Siempre cuando entro a un barrio nuevo, entro con sigilo, ¿sabés?
Y en la última peli, ¿cómo fue?
Incómodo, aunque menos que en la anterior porque para la comedia el dinero es más sencillo de conseguir. No era tan costosa. Habrá llegado al medio millón de dólares.
NACIONAL Y POPULAR
¿Por qué Filmus usó 'El diablo de tu corazón' para la campaña?
No podés impedirlo. Macri puso Mariposa Tecknicolor cuando ganó. Se hicieron doscientos millones de cosas con mis temas.
¿Y por qué tocaste en la Rosada?
Porque es mi casa. Es la casa de todos. Que te inviten a tocar ahí es extraordinario. Podés tocar para todo el país, además.
¿Quién va a esos conciertos?
Había de todo. En general van trabajadores de la casa. Del Gobierno estaban Filmus y el vocero presidencial. Pero no me molesta eso.
¿Ni cómo se lee tu presencia ahí?
Debería ser normal. Son gestos republicanos. Vas a tocar en la casa del presidente porque es un presidente electo. Sería muy necio no ir. Es la casa de la Nación.
Tocaste también en la Plaza de la Revolución de La Habana (fue el primer músico extranjero en hacerlo).
En el '92, '93. En la medida en que hagas tu música, podés tocar en cualquier lado.
El tema es cuando vas a esa casa y cambiás lo que hacés.
En el caso de (Fidel) Castro, en esa época yo era mucho más niño, más ingenuo, y estaba empezando a conocer la interna de la isla.
¿Volverías a tocar ahí?
No. Hace tiempo que no vuelvo por motivos humanitarios. A mí no me gusta cuando vienen de afuera a opinar sobre el barrio pero el régimen de Castro me parece monstruoso.
VAMOS LAS BANDAS
¿Dónde reconocés tu influencia en las bandas de hoy?
No me he dedicado a ver eso. Lo que siento, y lo digo sin falsa humildad, es que soy un acompañante de la obra de Nebbia, Charly, Spinetta. No te creo que no te sientas protagonista del rock nacional. En serio. Lo que veo es que ahí hay una piedra fundamental. Estos tres monumentos que son las obras de Nebbia, Spinetta y García a mí me dispararon sensiblemente. Yo no puedo pensar cuál es mi lugar. Sí me puedo referenciar. Dónde después me ubica el mundo, es ya un problema del mundo.
Ninguno vendió 700 mil discos como vos (con 'El amor después del amor', el más vendido del rock criollo).
No importa. Pero yo no podría haber compuesto esas músicas que vendieron esa cantidad de discos si no hubieran estado las obras de esos tres tipos cuyas influencias están adentro de ese álbum.
Pero es falsa modestia decir que sólo acompañás a la historia del rock.
No es falsa modestia. Quiero mucho lo que hago. Está hecho con garra. El viaje se me hizo muy hermoso con esos tres autores que me revelaron que podía haber un músico en mí. Tenía 14 años el tipo que nació en el '63 mientras el aire estaba raro y Jobim lo dormía en la noche cuando Charly tocó en Rosario. Fue. "Al mes tocaba Spinetta y después de verlos me dije: 'Yo quiero hacer esto y no se discute más'", cuenta. Habría que esperar a los '80 para que Baglietto lo hiciera porteño como tecladista de su banda y que Charly lo convocara en el '84 ante su llanto incrédulo.
Las bandas jóvenes, ¿no te llaman para tocar o les decís que no?
Esas cosas surgen o no. He tenido invitaciones de Los Tipitos para ir al Luna Park y no he podido ir. He ido a tocar con los Catupecu, me he enrollado con los Babasónicos en un concierto en Miami. Tengo, en general, un buen vínculo con los colegas más jóvenes.
¿Se te pasó el cuarto de hora?
Por supuesto. Después de los 30, se te pasó. Luego, los que vienen son otros cuartos de hora. No estás en el cuarto de hora de la juventud y el éxito. Estás en otra vida.
¿Tenés miedo de volverte anticuado?
Yo soy un artista de varieté. Voy a una fiesta y te animo la fiesta. Te ganás el pan y divertís a la gente.
¿No te pegan las críticas?
Sí, por supuesto que te pegan. No pensaba así cuando tenía 20 años, tampoco cuando tenía 30. Pero parecen los hijos y te cambian el foco de los intereses. Hay cosas a las cuales ya no les das tanta importancia.
Se dijo que te habías aburguesado.
Pero fijate que nadie sabe qué pasó en mi vida verdaderamente. Nadie sabe lo que hay en mi corazón.
¿Y qué hay?
Un poco de caos.
¿Dónde está el caos ahora?
Adentro. Y no hace falta que lo veas. Todo lo importante no se ve. El tipo que expresa algo vive en un torbellino. No entiendo la gente que dice que con los años se pone más tranquila. Para mí cada vez es todo más delirante.
¿Compusiste ebrio o bajo efectos de sustancias 'non sanctas'?
Sí.
¿Y cuál te dio mejor resultado?
En mi caso, la sobriedad. En general, todo lo que escribí muy pasado no me interesa. De ahí salen ideas que tal vez después las tomás pero en general me conecto mejor con las cosas que siento sobrio. En lo otro veo que me confundo mucho, me boleo mucho. O me boleaba.
¿Qué abandonaste?
En general trato no de abandonar las cosas. De última, que me abandonen a mí. Pero la sobriedad es lo que mejor me sienta. Y la resaca. Ah, es extraordinaria. Hay ahí algo inagotable. Yo creo que me emborracho para que venga la resaca. Somos dueños de nuestro propio cuerpo y de nuestra psiquis y lo quisiera bajar línea para ningún lado. Ningún estimulante te hace mejor artista de lo que sos. He perdido algún tiempo intentando otras cosas pero rápidamente pude saber dónde estaba lo que me hacía feliz.
Listos para desandar el camino, Fito vuelve a su puesto de copiloto. Ya es de noche y la luz azul del celular se le refleja en las gafas que mitigan su cóctel de miopía y astigmatismo. La ronda de llamados arranca por la Roth y sigue con Ricci para saber cómo están los chicos. Luego cita a un músico amigo a que esta noche vaya a su casa a escuchar cómo está quedando el disco nuevo. Y del bolso negro del que salieron los Marlboro light saca un compact blanco, de esos que parecen vírgenes. "
¿Quieren escuchar algo?" El remisero amaga con mostrarle cómo funciona el estéreo del auto. Fito esliza el disco y una pieza instrumental, melancólica y sutil, nos dejará en silencio para el resto del viaje. En la oscuridad de la ruta 205, los dedos de Fito Páez aletean en el aire

la blogosfera

Todos somos transparentes
La blogosfera ha vuelto mucho más rico el debate global y también nos ha dado total visibilidad a cada uno de nosotros. Cuando todos son editores, paparazzi o cineastas, todos los demás se convierten en figuras públicas

Hace tres años estaba tomando un avión en el aeropuerto Logan de Boston y fui a comprar unas revistas para el vuelo. Al aproximarme a la caja para pagar, una mujer que venía desde otra dirección llegó justó detrás de mí o, por lo menos, eso pensé. Pero cuando puse mi dinero sobre el mostrador para pagar, la mujer dijo en voz muy fuerte: "¡Oiga! ¡Yo llegué primero!" Y entonces me echó una mirada penetrante que decía: "Yo sé quién es usted". Dije que lo lamentaba, aunque claramente había llegado primero. Si eso sucediera hoy, habría tenido una reacción muy diferente. Hubiera dicho: "Señorita lo lamento tanto. Estoy totalmente en falsa escuadra. Por favor, adelante. ¿Puedo comprarle una revista? ¿Le puedo pagar el almuerzo? ¿Puedo lustrarle los zapatos?" ¿Por qué? Porque estaría pensando que existe la posibilidad de que esta mujer tenga un blog o una cámara en su celular y, si quisiera, podría contarle al mundo nuestro encuentro totalmente desde su perspectiva, reflejando mi conducta mal educada, pedante, arrogante, que me creo que puedo adelantarme en la fila. ¡Dioses! Cuando todos tienen un blog, una página en MySpace o una entrada en Facebook, todos son editores. Cuando todos tienen un celular con cámara, todos son paparazzi. Cuando todos pueden subir videos a YouTube, todos son cineastas. Cuando todos son editores, paparazzi o cineastas, todos los demás son figuras públicas. Ahora somos todos figuras públicas. La blogosfera ha vuelto tanto más rico el debate global y nos ha vuelto a cada uno mucho más transparente. Las implicancias de todo esto son el tema de un nuevo libro de Dov Seidman, fundador y CEO de LRN, una compañía dedicada a la ética empresarial. Su libro se llama simplemente How (Cómo). Porque la tesis simple de Seidman es que, en este mundo transparente, "cómo" uno vive su vida y "cómo" conduce sus negocios importa más que nunca, porque cada vez más gente puede ver ahora lo que uno hace y decírselo a tanta más gente a su propia manera, sin ningún editor. Para ganar ahora, sostiene, hay que saber aprovechar estas nuevas condiciones. Seidman escribe que, para la gente joven, esto significa comprender que la reputación de las personas va a quedar establecida a una edad más temprana que antes. Cada vez más lo que uno dice, hace o escribe terminará en la forma de una huella digital que nunca se borra. Nuestra generación podía meter la pata sin que esas metidas de pata aparecieran en nuestros currícula, que nosotros mismos escribíamos. Pero gran parte de lo que esta generación dice, hace o escribe quedará preservado on line para siempre. Mucho antes de que los empleadores lean sus currícula, los buscarán por Google. "La persistencia de la memoria en forma electrónica hace mucho más difícil conseguir segundas oportunidades", escribe Seidman. "En la era informática, la vida no tiene capítulos ni closets; no se puede dejar nada atrás y no hay dónde esconder los esqueletos. Su pasado es su presente". Por lo que la única manera de avanzar en la vida será saber el "cómo" de las cosas. Lo mismo para los negocios. Las compañías que se equivoquen en el "cómo" no podrán simplemente contratar una firma de relaciones públicas para solucionar el problema invitando a almorzar a un par de reporteros: no cuando todos son reporteros y pueden hablar y hacerse escuchar globalmente. Pero esto también crea oportunidades. Hoy "lo que" uno hace es rápidamente copiado y vendido por todos. Pero "cómo" uno trata a sus clientes, "cómo" cumple sus promesas y "cómo" colabora con los socios, eso no es tan fácil de copiar. Y es en eso en lo que las compañías pueden, ahora, realmente diferenciarse. "En lo que se refiere a conducta humana, hay una gran variación, y donde hay un amplio espectro de variación, existe la oportunidad", escribe Seidman. "El tapiz de la conducta humana es tan variado, tan rico, tan global que ofrece una rara oportunidad, la oportunidad de comportarse mejor que la competencia". No vivimos en casas de vidrio (las casas tienen muros); vivimos en portaobjetos de vidrio de microscopio visibles y expuestos a todos", escribe. Por lo cual, si usted vende autos o diarios (o sólo compra diarios al diariero), aprenda el cómo de las cosas: cómo se obtiene confianza, cómo colaborar, cómo dirigir y cómo pedir perdón. Más gente que nunca se enterará cuando lo haga o no lo haga. Por Thomas L. Friedman
Traducción de Gabriel Zadunaisky
LA NACION y The New York Times

Dalma Nerea Maradona


Me parece una boludéz que digan que mi papá es un dios. Es muy loco que lo consideren una persona sobrenatural. Para mi es mi papá”

viernes, julio 06, 2007

Frida Kahlo


"Árbol de la esperanza, mantente firme".

del diario de Frida

El 20 de julio de 1996, según reza en la primera página, compré el libro de Hayden Herrera titulado "Frida: una biografia de Frida Kahlo", porque habia leido que era la mejor biografia que se habia escrito nunca. Lo leí sin respirar en un viaje que hice por Alemania y recuerdo que ya a la tercera pagina decidi mi proximo viaje : seria México.

Asi fue, asi llegue de la mano de Frida escrita por Hayden al DF a Coyoacán a su casa natal, a la casa Rosa y la casa Celeste y vi los lienzos ,las urnas que contienen sus cenizas; las de frida y las de diego , la cocina que adoraba y los libros de contabilidad con numeros menudos en tinta negra, que llevaba frida con minuciosidad porque diego era desmadrado y gastador, exuberante como su pintura.

En uno de sus muchos diarios Frida escribio la frase que precede,y ese árbol que ella ruega se mantenga firme no se quebró jamas ni siquiera ahora que ha cumplido cien años.

martes, julio 03, 2007

mirando europa


La semana pasada cenando en casa de amigos entre los q habia argentinos de diferentes lugares del pais y dos italianos napolitanos con los que comparten piso, la conversacion iba del "mundo" a la camorra y de ahi al fútbol entonces cite a modo de ilustración que un partido de futbol entre El Salvador y Honduras habia desatado una guerra en la década de los 60(en este punto los italianos preguntaron si esos sitios quedaban en Argentina,por sitios léase El Salvador y Honduras) ya ves hazte fama y te señalarán en el mapa , asi que sin amedentrarme les conte que ese hecho se relata en el excelente libro de Ryszard Kapuscinski llamado "La guerra del fútbol",eso me recordo que la misma mañana de su muerte le comente a un compañero polaco la tristeza que me producia su desaparición y para Maschek este reconocido periodista era .....¡un ilustre desconocido!

Ya ves lo qe ha cambiado la educación y nosotros que desde el Río de la Plata nos criamos mirando europa!!!!!!

-Señor, ¡mire cuántos zapatos!
Clavó la vista en las botas de los soldados de la compañía que se arrastraban, entornó los ojos, reflexionando con gravedad acerca de algo que le preocupaba y, finalmente, habló con una voz llena de desazón:
-Toda mi familia anda descalza.
(...) El tiroteo amainó por unos instantes (...) Me dijo con voz jadeante que lo esperara mientras él volvía hasta el lugar donde acababa de producirse el último combate de su compañía. Los vivos seguramente ya se habrían alejado de allí (...) y en el campo de batalla sólo quedarían los muertos, que ya no necesitaban zapatos. Él iría hasta aquel lugar, descalzaría a algunos muertos, escondería las botas entre los arbustos y señalaría el escondrijo. Cuando terminara la guerra y lo licenciaran, regresaría y calzaría a toda su familia. Ya había calculado que por un par de botas militares le darían tres pares de zapatos de niño, y él era padre de nueve criaturas.
(Kapuscinski La guerra del fútbol)

Andrew Miller


P. En Los optimistas aborda la huella que deja en un fotógrafo el horror de Ruanda. ¿Desempeñan los medios un papel útil en la cobertura de estos conflictos? ¿Nos estamos insensibilizando?
R. El periodista serio desempeña una labor vital en el modo en que presencia e informa de desastres como el genocidio de Ruanda y las actuales masacres en Darfur. Sin los medios quedamos en manos de los gobiernos, lo cual equivale a decir que tenemos mayores o menores grados de censura. La cobertura periodística de Vietnam sin duda contribuyó a poner fin a esa guerra. Creo que también ejerció una poderosa influencia en provocar una intervención en Kosovo. La cuestión de si la información -y, más concretamente, la fotografía- nos está insensibilizando es complicada. La respuesta sencilla es que sí. ¿Pero qué alternativas tenemos? ¿Dejar de mostrar esas imágenes hasta que hayamos recuperado nuestra sensibilidad hacia ellas? ¿Cuánto tiempo nos llevaría?
P. Este año se suicidó Kevin Carter, premio Pulitzer por la foto de un buitre que acecha a un niño africano. ¿Debe haber un límite en el trabajo periodístico?
R. La relación entre los medios de comunicación y los desastres de los que informan no es ni mucho menos fácil. ¿Cuál es, por ejemplo, el papel de la estética en las fotografías de muertos o moribundos? La famosa imagen de Carter ganó un Pullitzer, en parte porque era una "buena" fotografía con un encuadre inteligente y demás. Carter era un fotógrafo ambicioso; hay que serlo para hacer lo que él hizo y correr los riesgos que él corrió en su carrera. Pero el éxito de la imagen creó un dilema moral, que debió de ser un factor importante en su posterior suicidio. En Los optimistas, Clem Glass, un fotoperiodista experimentado, sufre una crisis similar, aunque en su caso, es como si su trabajo y su cámara le hubiesen llevado a un acto de orgullo desmedido. Cree que, oculto detrás de sus lentes, puede contemplar cualquier cosa con impunidad. Resulta que no es así. Algunas cosas, como la cabeza del Gorgon, no puedes encontrártelas sin correr peligro. El mundo clásico lo entendía. Puede que nosotros, los modernos, con una mezcla de coraje y locura y cierto desparpajo, hayamos perdido tanto el arte de mirar como el de apartar la mirada.

lunes, julio 02, 2007

La huella de Gaudí en Buenos Aires







La avenida Rivadavia al 2000 posee una exclusividad difícilmente disputable: separados por menos de 20 metros, en el 2009 y en el 2031 se sitúan los dos edificios que, entre 1903 y 1907, construyó el ingeniero argentino Eduardo Rodríguez Ortega (1871-1938), concebidos en el estilo art nouveau, con influencia del célebre arquitecto catalán Antonio Gaudí, esto último en un grado que no se observa en ninguna otra edificación de Buenos Aires. A mitad de cuadra se alza el que es conocido como Palacio de los Lirios, dada la mayoritaria presencia de ese componente de la heráldica francesa en casi toda la fachada. Está constituido por tres plantas altas, la central en un plano más avanzado que acentúa la línea general ondulante del edificio, de la que participan los muros, los balcones, el enrejado y la baranda superior, con forma de hombre barbudo. Son también dominantes los mosaicos; el más notable -que a primera vista parece un vitral- se extiende a lo largo de todo el tramo superior. Y sobre él, la cornisa en forma de escamas de pez, acompañadas por otras formas de deidades (entre ellas, el dios del viento, Eolo) y monstruos, conjunto también rodeado de flores de cemento, todo lo cual remite claramente, por cierto, a la inspiración gaudiana. Abajo sobresale la artesanía de la puerta principal, de madera y hierro. Las paredes interiores, hasta la tercera planta, lucen un fino marmolado. Posee tres pisos, con dos departamentos en cada uno. Del total de seis, sólo dos son viviendas, y en el resto funcionan oficinas.

domingo, julio 01, 2007

Biologia del sexo

El cuerpo del deseo
Por Esteban Magnani y Luis Magnani
Un par de velas encendidas, un buen vino aireándose, música adecuada, un menú especial en la mesa bien tendida, todo indica un escenario que favorecerá el encuentro entre dos personas. Al menos esta es la intención del dueño de casa que, cuidadosamente, ha preparado el terreno porque acaba de conocer a alguien que podría ser un buen compañero. Hay aquí una persona que tiene encendido el deseo sexual y otra que, como mínimo, está dispuesta a averiguarlo. Aunque por “deseo sexual” es probable que, en el terreno práctico, cada uno entienda cosas diferentes.
Seguramente, tanto aquel que puso en marcha sus artes de seducción como su potencial compañero sexual quedarían más que molestos si supieran que tanta actividad está obedeciendo, simplemente, a los mecanismos de la evolución. Mal que les pese, ésa es la conclusión que arrojan recientes estudios en el terreno biológico. La evolución, como explica su teoría, no corre riesgos ni se permite ceder a los vaivenes de la suerte. Porque su finalidad es concreta e incorruptible: lograr que el mayor número de miembros de la especie llegue a reproducirse. Dicho en otros términos, la historia del amor humano viene redactada en los genes.
El deseo y el sexo son probablemente los motores biológicos que más han determinado la cultura humana, aunque el impulso animal que los determina parece inocultable. De ese cruce surge un interés que excede lo científico y que estimula la producción de nuevos estudios entre los biólogos. Según algunos muy recientes, los hombres comunes tienen circuitos neurológicos que los inducen a buscar mujeres. Por el contrario, los circuitos de los hombres homosexuales los llevan a buscar otros hombres (al menos según algunos estudios). En cambio, el cerebro de las mujeres está organizado como para elegir hombres que provean para ella y sus vástagos. El guión genético se completa con un programa neurológico que impulsa al amor romántico y se continúa en un afecto de largo plazo.
COMO SE ESCRIBE EL GUION
Según los pioneros de estos estudios, los esposos y codirectores que dieron nombre al Masters & Johnson Institute, en St. Louis, Estados Unidos, los pasos en el camino del sexo son: el deseo, el anhelo de sexo, la búsqueda de una pareja, el encuentro, la estimulación y la excitación sexual y la resolución o satisfacción de ese deseo. Muchos descubrimientos actuales indican que el deseo no es el origen de todo sino una interpretación mental de una excitación previa, es decir, de un estímulo físico o subliminal de cualquier tipo que despierta el deseo. El cerebro, una máquina perfecta digna del mejor elogio, pasa a actuar como una modesta glándula. Las neuronas que hay en su base, el hipotálamo, activan el sistema reproductivo despidiendo la hormona gonadotropina que es la que da cauce a las hormonas adicionales.
Si bien no se sabe con precisión, es probable que el cerebro se dispare por ciertas señales. Estudios realizados por un equipo de investigación de la Universidad de Amsterdam probaron que el cuerpo reacciona ante imágenes sexuales. Los reflejos de las personas sometidas a la experiencia son más fuertes cuanto más sugerentes son las imágenes y ocurren antes de que intervenga el cerebro.
De acuerdo con esto, las terapias para gente con baja pulsión sexual podrían cambiar: en vez de tratar de acentuar el deseo, sería mejor acentuar la excitabilidad, es decir, las sensaciones sensuales sin intervención del cerebro y no los pensamientos.
CUESTION DE CONVICCIONES
La testosterona es la encargada de masculinizar el cuerpo y la mente. De ahí que no sorprenda tanto que los cerebros masculino y femenino sean, físicamente, bastante diferentes; es lo que afirma el doctor Larry Cahill, de la Universidad de California, en su publicación del año pasado en Natural Reviews Neuroscience, entre otros (algo que, con una sonrisa, le podría haber asegurado cualquier filósofo de café sin necesidad de tests de laboratorio). La cuestión no se detiene ahí. Mediante técnicas modernas de representación de imágenes se ha observado que hombres y mujeres usan el cerebro de distinta manera incluso cuando desarrollan la misma tarea.
Esta diferencia en el actuar de los cerebros masculino y femenino a pesar de la gran influencia cultural no debe sorprender. Eso sí, los estudios de diversos investigadores afirman que el deseo sexual masculino es más potente y persistente que el de las mujeres y sugieren que el de estas últimas es cíclico y que su intensidad sólo alcanza la del hombre en los días de fertilidad (otra vez la lógica evolutiva de Darwin).
El tema levanta polémicas: si los hombres están condicionados genética y metabólicamente a sentirse atraídos por mujeres, ¿qué ocurre con los hombres homosexuales? Un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois que ha descripto el genoma humano completo afirmaba en un artículo publicado en Human Genetics que no hay un único “gen gay” y que los factores del entorno parecen estar también involucrados. En síntesis, la orientación sexual es un atributo complejo..., lo que suma en el famoso debate sobre si es una cuestión de elección o no.
En cuanto a las mujeres, parece ser que su orientación es menos drástica, lo que se observa en los experimentos en los que se muestran imágenes de hombres y mujeres muy atractivos. A los hombres heterosexuales los excitan las mujeres y a los homosexuales, los hombres. Cuando se experimenta con mujeres, los resultados no muestran una división tan aguda. Tanto para las mujeres heterosexuales como para las homosexuales, el doctor J. Michael Bailey, de la Northwestern University, observó que la excitación sexual no era tan definida y que las mujeres podían sentirse atraídas tanto por hombres como por mujeres. Marc Breedlove, un neurólogo de la Universidad del estado de Michigan, vino a confirmar estas sentencias. Para él, la mayoría de los hombres es consecuente con sus preferencias sexuales y las mujeres son más flexibles.
Estos son algunos de los estudios realizados y las conclusiones finales siguen abiertas. Y no hay duda de que se seguirá investigando, dado que el tema ejerce tanta atracción como el compañero sexual bien elegido.
Página 12

Willy Quiroga


Yo estaba en Nueva York justo cuando apareció “Imagine”, de John Lennon, en 1971. Cada vez que escucho ese tema vuelvo a esa ciudad, me voy, me meto de cabeza allá. Es una canción que para mí evoca ese viaje y muchas cosas que no fueron. El viaje fue muy lindo, pasamos como tres meses allá y vimos a Led Zeppelin en el Madison. La pasamos muy bien. Habíamos ido a llevar nuestra Biblia; incluso se la pasamos al productor de Jimi Hendrix, un tipo que se llamaba Eddie Kramer, un petisito barbudo, pelirrojo, un tipo bárbaro, que después vi que figuraba como ingeniero de mastering y de mixing y de todo esto de Zeppelin, de todas las bandas grossas.
Pero además de a Nueva York a principios de los ’70, “Imagine” me hace volver también a todas esas cosas que me sugiere su letra. Es una canción llena de esperanza en un mundo que debería cambiar, un mundo que todos debiéramos poder compartir sin distinciones de razas, de religiones ni de colores. Hay un tema mío que se llama “El perverso cara dos”, en el que puse una frase que me la sugirió esta canción de Lennon y que dice: “todos los sueños puros no sirven para nada, pellizca mi cerebro esta dura realidad”. Qué feo que te pellizquen el cerebro; es muy doloroso, me imagino. Y yo digo que todos los sueños puros no sirven para nada; y el sueño de John Lennon es muy pero muy puro. Era un sueño hermoso y es una canción hermosa, sencilla pero hermosa, que demuestra que lo hermoso no tiene necesariamente por qué ser complicado. Me gustaba cuando dice “imagine all the people”: “imagínate que toda la gente...”. Y tratás de imaginártelo y no podés, no podés imaginarte a toda la gente, porque de pronto te viene a la cabeza un Bin Laden o un George W. Bush –yo le digo George “War” Bush– y te das cuenta de que no se puede. A veces qué inútiles parecen los sueños de los soñadores, cuando se los contrasta contra la estupidez humana. Bah, a mí a veces me parece que estamos peleando contra cosas estúpidas –seguro que los grandes capitales no opinan lo mismo; ellos pelean, como dice Baglietto, por la grossa moneda–. Y hay que ver lo doloroso que resulta llegar a estas conclusiones, porque Lennon escribía acerca de tener ilusiones en el futuro, que es lo que buscaban las letras de ese momento, también las que se hacían acá, ¿no?, cambiar el mundo; y lo que vimos fue que el mundo nos está cambiando a nosotros, nos está llevando a mimetizarnos con él. Vemos que el hombre sigue cometiendo los mismos errores; vemos todo lo que pasa en Afganistán, en el Líbano; la injerencia de superpotencias en otros países. Y yo no sé si está bien o mal realmente, pero tampoco sé quién les ha dado la categoría de sheriff del mundo a algunos países, y a veces pienso que quizás el equivocado sea yo y que en una de ésas si no hay alguien que mantenga el orden todo va a parar a un conflicto mundial, pero también me da la impresión de que el sheriff está cometiendo errores que finalmente nos van a llevar al conflicto mundial.
Y todo este tipo de sensaciones contrastan profundamente con lo que uno piensa todos los días cuando va a escribir una canción. Finalmente hay que bajar a la tierra y darse cuenta de que es todo un sueño, como lo puse en esa frase de “El perverso cara dos”, y uno tiene que pensar que el sueño no puede hacerse realidad, y tiene que acordarse de “Imagine” y pensar “qué lástima que lo mataron”, y tratar de seguir imaginando “que toda esa gente...”
La Biblia que compusimos en Vox Dei para mí tiene un sentido que más que religioso es humanístico: parecido al de imaginarse a toda esa gente como cantaba Lennon. Durante aquel viaje la canción estaba sin parar en la radio –Lennon se había instalado en Nueva York– y rondaba en mi cabeza todo el tiempo, y yo cerraba los ojos y pensaba “sí, qué lindo sería”. No sé si sería el momento que estábamos viviendo: había salido nuestro disco, así que habíamos podido concretar un sueño; pero justo sale este tema, que me caló muy hondo y que me sigue emocionando. Uno escucha “Imagine” hoy y vuelve a pensar en todo eso. A pesar de todo, uno no deja de ser un soñador. Yo tengo más de 65 años y no he perdido las esperanzas de ver un mundo distinto