martes, noviembre 04, 2008

FREDDIE MERCURY

La música de Queen nunca morirá La banda inglesa liderada por Freddie Mercury marcó un antes y un después en la másica rock. Famosos admiradores confiesan su adicción ante el lanzamiento de la colección completa de su discografía

Auténtico. Mercury en una de sus conocidas poses, en un concierto benéfico celebrado en Londres en 1985.

En plena actuación

"Así debía cantar Zaratustra", escribía Rohinton Mistry –el mejor escritor parsi– sobre Faroukh Bulsara, alias Freddie Mercury. Para los zoroastras el ánico sentido de la vida es su celebración en un sentido hedonista. Freddie así lo entendió. Hasta llegar al paroxismo. Como si hubiera sido una revelación del dios Mazda.
Hasta su madre Jer aseguró que su hijo nació el primer día del calendario parsi, un 5 de septiembre de 1946. Además fue investido parsi en el Templo del Fuego de su ciudad natal Stone Town (Zanzíbar, Tanzania) a los siete años.
Cuando murió el 24 de noviembre de 1991, en su funeral un sacerdote zoroastra ofició la ceremonia ante sus grandes amigos Elton John y David Bowie. No era precisamente una tumba, porque sigue sin saberse el sitio exacto donde se encuentran sus restos. Mary Austin, su heredera, amante y gran amiga, que todavía vive en Garden Lodge, (Kensington, Londres) asegura que Freddie no quería que nadie lo supiera. La versión oficial es que sus cenizas se esparcieron en el lago suizo de Montreaux. Pero, ¿quién quiere vivir para siempre? como decía una de sus canciones.
Está demostrado, incluso a través del ADN, que los parsis proceden del norte de Irán, son viejos descendientes de los persas. Una de las ciudades santas de los parsis es Bulsara, el apellido original de Freddie. Quizá por eso, hace sólo tres años, el régimen iraní de Ahmadinejad toleraba oficialmente la másica de Queen. Son los ánicos artistas occidentales que no están prohibidos. Y Bohemian Rhapsody es una especie de himno para los iraníes.
Metamorfosis. ¿Cómo era Freddie? No había ningán parecido entre el que conocí en los años 70 y el que me encontré la áltima vez que lo vi, en Ibiza, a finales de mayo del año 87 ,cuando cantó en la discoteca KU su famosa Barcelona con Montserrat Caballé.
Freddie había decidido pasar unas vacaciones en Ibiza. El batería de Queen, Roger Taylor, tenía una casa en San Antonio, y Pino Sagliocco, el gestor del festival anual Ibiza'92, mantenía unas relaciones fantásticas con John Reid, mánager de Queen. Entre todos convencieron a Samaranch para que Barcelona se convirtiera en el himno oficial de los Juegos Olímpicos del 92.
En aquella noche ibicenca, a pesar de la excitación por cantar con la Caballé, Freddie ya no era el agotador y agitador cantante epicáreo y promiscuo. Muy lejos quedaba la famosa bacanal que organizó una vez en Mánich –y que duró un par de días– cuando cumplió 39 años. Era como si en esos momentos quisiera sentar la cabeza.
Ahora sé la razón por la cual Freddie había perdido esa energía delirante, esa magia de devorador de la vida con la que me había encontrado, por ejemplo, en Nueva Orleans, cuando se le ocurrió presentar el álbum Jazz con más de 200 chicas desnudas en el hotel Fairmont, en aquella noche de Halloween del 78.
Segán el libro Mercury and me, de Jim Hutton, su amante en sus áltimos seis años de vida, fue en la primavera de aquel fatídico año 87 cuando le diagnosticaron el sida. Freddie y Jim, tras grabar Barcelona, pensaron que lo mejor era viajar a Ibiza y pasar unas vacaciones.
Freddie ocultó el diagnóstico a todo el mundo por miedo a lo que pensarían sus padres, su hermano, el resto del grupoÉ Sólo un día antes de su muerte publicó un comunicado oficial en el que reconocía su enfermedad. Todas las asociaciones del sida le criticaron por ello, porque si lo hubiera anunciado en el momento que conoció la noticia se habría prevenido bastante más la enfermedad y se hubiera dedicado más dinero a la investigación. Pero† la primera gran estrella del rock víctima de esta dolencia tardó más de cuatro años en reconocerlo.
¿Por qué? Quizá por ser zoroastra, por su religión o, simplemente, para desviar la atención en su sentido hedonista de la vida. Tenía razones para ocultar el drama. Debido a su homosexualidad, su ciudad natal en la isla de Zanzíbar, dominada por el islam, prohíbe cualquier identificación con Freddie. Pude comprobarlo por mí mismo hace unos pocos años, cuando viajé a Stone Town. Tras muchas vueltas, encontré la calle y el edificio donde nació, más bien guiado por una biografía en la que se decía que su padre trabajaba en el edificio colonial del puerto de la ciudad, a sólo dos calles.†En la actualidad, la casa está repleta de vecinos. Todo está degradado por la humedad y cuesta muchas preguntas confirmar que nació en el segundo piso del inmueble.
Preguntas a ††los vecinos y nadie quiere darte ni razones ni explicaciones. Sólo que allí vivió hace muchos años una familia parsi de apellido Bulsara. Sí, alguna vez vivió allí el famoso cantante de Queen. De hecho, la ciudad todavía no tiene un sola señal de que Freddie hubiera nacido allí. El dueño del actual bar Zanzíbar en Stone Town quiso hacer un festival en el 60 aniversario del nacimiento del cantanteÉ pero las autoridades se lo prohibieron.
El propio Freddie siempre trató de esconder su origen parsi, su educación en Panchgani, no muy lejos de Bombay, La India, su religión zoroastra y hasta su homosexualidad. Mary Austin vivió seis años con él y no supo hasta el cuarto año de matrimonio que él tenía un amante estadounidense que era ejecutivo del sello Elektra.
Musicalmente, era un superdotado. Puede que sea el mejor cantante de la historia del rock. Su voz llegaba casi a un registro de cuatro octavas. Cuando hablaba tenía voz de barítono, pero cuando cantaba llegaba a ser un tenor puro, cristalino, y llegaba a la nota más inverosímil.
Era pianista desde los 8 años. Con 5, su tía le dio las primeras lecciones de piano en Zanzíbar. Tuvo su primer grupo, los Hectics, en La India, con sólo 10 años. Ya en Londres, en la Escuela de Arte de Ealing –donde tuvo como compañeros a Pete Townshend de los Who y al actual Rolling Stone, Ronnie Wood– sorprendía a todos con maravillosos dibujos al carbón. Estaba obsesionado con Jimi Hendrix y algunos de los dibujos del guitarrista son extraordinarios. Muchos de ellos, incluido uno dedicado a Paul McCartney, sólo se han conocido después de su muerte.
Vocación rock. En sus inicios pintaba y se ganaba la vida como vendedor de ropa de segunda mano en el ahora tristemente desaparecido Kensington Market, en Londres. Pero segán me contó un día el guitarrista Brian May, Freddie estaba obsesionado con ser una gran estrella de rock. Llegó a grabar una maqueta con un grupo llamado Wreckage, que todavía no se ha perdido. Era una especie de desarrollo del pop de los años 60, pero bastante más sofisticado. Como nadie quiso publicarla, formó un nuevo grupo que llamó Sour Milk Sea, pero tampoco funcionó. Ya estábamos en los comienzos de los 70.
En aquella época, los más atrevidos trataban de galvanizar una especie de rock más sofisticado que algunos empezaron a llamar rock sinfónico. Y Freddie conoció a los que iban a ser sus compañeros en Queen. Es decir, a Roger Taylor y Brian May, a través de un amigo comán, y que formaban un grupo llamado Smile.
A él aquella másica le parecía poco convincente y empezó a llevarlos hacia terrenos de rock más duro. Estaba claro que quería ser el cantante del grupo. En el entorno de la Escuela de Arte de Ealing le llamaban "La Reina". Y de ahí nació el nombre del grupo Queen cuando Roger y Brian decidieron que era el momento de tener un cantante como él. No mucho después se dejó su famoso moustache. Dijo que le encantaban Village People y que el bigote se lo había copiado a su cantante, Glenn Hughes.
Freddie escribió 10 de las 17 canciones de éxito de Queen. Entre ellas, obras maestras como Killer Queen, Bohemian Rhapsody, Somebody to love, We are the champions y Crazy little thing called love. Gran virtuoso, escribía canciones al piano en diferentes tonos y estilos. Pero también a la guitarra, con pocos acordes. Siempre decía que podía leer másica en el pentagrama.
Pero jamás pensó que sólo la másica cautivaría al gran páblico. Estaba convencido de que tendría que haber un toque teatral en todo lo que concernía a Queen. No paraba de ir al cine a buscar ideas...
Estaba obsesionado también con la ópera, como una pesadilla. Así, creó una insólita obra maestra del pop como Bohemian Rhapsody. Precisamente, acababa de ver una película de los hermanos Marx, Una noche en la ópera, y tenía una melodía extraña que cambiaba constantemente de acordes.
La grabación comenzó el 24 de agosto de 1975. En tres semanas estaba acabada, tras haber utilizado cuatro estudios diferentes. El tema enloqueció a todos. Brian me contó que todos los días se pasaban de 10 a 12 horas cantando. El productor Roy Thomas Baker usó hasta 48 pistas de voces, de 200 tomas diferentes, en un magnetófono analógico de sólo 24 pistas.
Pero el problema es que cuando terminaron la epopeya, el tema duraba casi seis minutos. ¿Quién iba a poner en la radio un tema que duraba tanto? Pero Freddie tuvo una idea. Le mandó una copia a su amigo el discjockey Kenny Everett advirtiéndole que no la pusiera en la radio, que sólo se la enviaba como regalo personal. Sabía que Everett no iba a resistir la tentación. No paró de ponerla y llegó al número uno.
Conjeturas. Se ha especulado mucho sobre la letra del tema. Muchos dicen que es la historia de un suicidio y que contenía referencias a El Extranjero, de Albert Camus. Otros aseguran que es una variación de un poema de Housman, pero Freddie siempre dijo que era el relato de un joven que había asesinado accidentalmente a otra persona y que, por tanto, vendía su alma al diablo.
Con Bohemian Rhapsody rompió todos los esquemas del pop. Contenía nada menos que seis partes diferentes: introducción, melodía, sólo de guitarra, ópera, rock y salida. Todo ello repleto de cambios en estilo, tono y tiempo. Suponía la obra de un genio o de un revolucionario.
Admirador de la Liza Minelli de Cabaret y de Aretha Franklin, una vez le dijo a la Caballé: "Olvídate de Puccini y todos los demás compositores de ópera. Todos ellos están muertos, pero yo estoy vivo, darling".
Bebió champán hasta el final aunque también le gustaba el vodka frío y la comida hindá. Y sus gatos persas no le dejaron nunca. Le daba tanta importancia a la ropa sólo cuando subía a un escenario. Allí era feliz, a pesar de su timidez. Como decía Nietzche en Así hablaba Zaratustra: "Muertos están todos los dioses, ahora queremos que viva el superhombre". Julián Ruiz, productor musical y periodista, conoció personalmente a Freddie Mercury.

3 comentarios:

RM dijo...

Soy fan de queen, de Freddie, ta bien escrito esto, dices cosas interesantes, yo tb queiro ir a Stone Town en plan peregrinacion, pero no sabia q el tema estaba tan mal con Freddie...

Anónimo dijo...

hola Mario, no te olvides q es una zona fuertemente musulmana y q condenan estas actitudes , pero yo piensoq no tiene nada q ver si queires ir a Stone Town y hacer tu viaje, adelante, no pasa nada...

Anónimo dijo...

buena info, gracias... me gsutaria haber nacido antes... es lo unico importante que me perdi