martes, febrero 19, 2008

Juan Román Riquelme


Tener la capacidad de potenciar a terceros no es una cualidad reservada para cualquiera. Cuando alguien lo consigue, despierta la admiración de propios y ajenos. En el fútbol son muy pocos los que disponen de esa facultad. Cuando un equipo tiene entre sus filas un futbolista con esa virtud, parece gozar de una ventaja por encima del resto.

Y Boca, con Juan Román Riquelme, logra lo que otros conjuntos no pueden: alcanzar un buen desempeño colectivo a partir del talento de uno de sus integrantes. Anteayer, en la Bombonera, en la goleada sobre Argentinos por 4-0, Riquelme tomó las riendas del equipo –así como lo supo hacer en la conquista de la última Copa Libertadores– y dio una lección de cómo jugar y hacer jugar a los demás.

Porque ése, quizás, es el elemento más valioso del repertorio futbolístico del N° 10 xeneize. Y todos y cada uno de sus compañeros se lo reconocen. “Poder jugar con uno de los mejores jugadores del mundo es muy importante para cualquier futbolista. El me aconseja mucho y eso me hace sentir mejor. Te simplifica las cosas. Es un jugador extraordinario, que cualquiera quiere tener en su equipo. De chico, cuando lo miraba en la tele, soñaba con jugar a su lado. Yo soy un privilegiado de tenerlo como compañero, así como es un placer jugar junto con Palermo e Ibarra”, dijo tras la práctica de ayer, en Casa Amarilla, Jesús Dátolo, autor del tercer tanto de Boca frente al conjunto de la Paternal.

Sólo hace falta remontarse a la última Copa Libertadores y allí se podrá ver de qué se trata el juego de Román. El estratego xeneize logró que algunos jugadores pudiesen cosechar aplausos y dejasen atrás muchas miradas desconfiadas. Pablo Ledesma y Clemente Rodríguez quizá sean ejemplos bien contundentes para demostrar que jugar junto al N° 10 permite picar en un trampolín hacia la mejor versión de cada uno. Otro futbolista que logró ordenar su juego y potenciar su desempeño fue Ever Banega. Tanto que su carrera continuó en el fútbol europeo, con la camiseta de Valencia. Incluso en la coronación de Boca como campeón de América todos señalaron a Riquelme como el responsable casi absoluto de aquel logro que, además, lo ubicó como el goleador del equipo en el certamen, con ocho unidades. Es decir, sin descuidar su brillo, ilumina al resto. “Lo que él representa para el grupo es muy importante. Muchos de nosotros disfrutamos de jugar junto a él. Y por momentos se hace más fácil todo cuando la pelota pasa por sus pies”, reconoció Alvaro González, una de las figuras de Boca ante Argentinos. La palabras del volante uruguayo también resultan un buen elemento para entender cuánto representa Riquelme en el equipo.

Tanto que González fue, anteayer, uno de los valores más destacados de Boca. Hasta el público le regaló una aprobación que desconocía. La gravitación de Román también se advierte en las actuaciones de Rodrigo Palacio, que ya cosecha dos goles en el Clausura (el tanto ante Rosario Central en el empate 1-1 y el segundo gol con Argentinos), tras dos exquisitas asistencias del N° 10. “Todo el mundo sabe que Riquelme es un jugador diferente y también lo sabe el equipo. Pero además de Riquelme, que es el conductor, hay otros jugadores que son importantes en el grupo. Para mí es un privilegio compartir con él y con otros jugadores los entrenamientos, charlar y jugar junto a ellos”, comentó el defensor Julio César Cáceres.

El paraguayo confió que desde el fondo de la cancha disfruta del juego de Román y está atento a cada una de la indicaciones que el N° 10 les da a sus compañeros. Pero Román también tuvo palabras de elogio para sus socios: “Se me hace muy fácil jugar con el mejor delantero del país (por Rodrigo Palacio) y el mejor goleador del fútbol argentino (por Martín Palermo)”, distinguió Riquelme, tras el partido con Argentinos.

Ese es el valor de Riquelme dentro del grupo.

Es el eje fundamental.

Es el socio incondicional.

Sus compañeros lo entienden y buscan capitalizarlo.

Porque, en definitiva, es el hombre que sabe cómo hacer que la maquinaria funcione.

Un buen negocio para todos. 19 goles marcó Riquelme en 2007. Dos en el Clausura, ocho en la Libertadores y nueve en la selección

Por Diego Morini

De la Redacción de LA NACION

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